Oficialismo y oposición elogiaron a Kirchner por revalorizar la política
Publicado el 4 de Noviembre de 2010
En la sesión que algunos sectores de la oposición intentaron frustrar, la mayoría de los diputados –incluido Pino Solanas– reconocieron la condición militante del santacruceño. Predominó la emoción y el recuerdo de los “amigos”.
Los propios, los extraños e incluso los que quisieron pasar por indiferentes, pero estuvieron sentados en el recinto de la Cámara de Diputados, reconocieron las condiciones de Néstor Kirchner como militante político y de constructor y conductor del modelo de país que se desarrolla desde que fue elegido presidente y que ahora continúa Cristina Fernández. Los cercanos (los oficialistas) lo reivindicaron y le prometieron continuar y profundizar con su proyecto “hasta la victoria”. Los otros (la oposición) admitieron lo bueno del ex presidente fallecido hace una semana y dejaron para otro momento las críticas. Los que quisieron impedir el homenaje permanecieron en silencio. Lo cierto fue que durante nueve horas Kirchner estuvo presente, una vez más, entre los diputados.
La emoción fue el común denominador en los discursos de los legisladores oficialistas y de los aliados. Pero, como advirtieron muchos de ellos, esa emoción e incluso las lágrimas que se derramaron “no significan debilidad”. Uno de los primeros en hablar fue José María Díaz Bancalari, jefe del bloque oficialista durante los primeros años del gobierno de Kirchner. “Mi amigo vivirá para siempre, como viven los grandes, en la memoria del pueblo argentino”, dijo con los ojos húmedos por la emoción. Bancalari resaltó que Kirchner “entendió la política como método de transformación social” y que con ello cambió al país: “Por eso no me vengan con que tenemos que ser realistas y dejar los sueños, porque cuando hicimos eso en el país el hambre se adueñó del pueblo.” A su turno, Héctor Recalde señaló que “en vez de la frase de que todo tiempo pasado fue mejor, Kirchner afirmaría que todo futuro va a ser mejor; y esto, en gran parte, es gracias a él”.
Los aliados del kirchnerismo no ocultaron ni disimularon la emoción y el dolor que les produjo la muerte de Kirchner. Ariel Basteiro no dejó de repetir el orgullo que significa haber sido expulsado del Partido Socialista “por adherir al gobierno de Kirchner” y aseguró que “en política hay que tomar partido hasta mancharse. Y esa fue la forma que eligió Kirchner.” El presidente del bloque de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella, reivindicó lo realizado por el ex presidente y renovó su compromiso con Cristina Fernández: “La defensa y profundización de este rumbo es por lo que se hizo y por lo que aún está pendiente. Porque sabemos que se puede y se debe avanzar ganando terreno sobre las injusticias. Tenemos la certeza de que se puede, de que vale la pena: también es parte del legado de Néstor Kirchner”.
En el Grupo A había algo de consternación. Sobre todo se notó en la voz de Eduardo Macaluse, quien resaltó la política de Derechos Humanos que llevó adelante el fallecido presidente y recordó que su bancada acompañó “muchas de sus acciones y leyes sin tener en cuenta si eso generaba o no un rédito político o mirando de reojo el reloj electoral”.
A su turno, Fernando Solanas reconoció en Kirchner varios costados positivos. Lo definió primero como “un adversario fuerte” que desde su gobierno derogó las leyes de impunidad, modificó la Corte Suprema, “terminó definitivamente con la represión social” y profundizo el Mercosur y la Unasur. Pero por sobre todo el cineasta le reconoció a Kirchner “el enorme coraje y valor de haberle puesto freno al gobierno de Bush y terminar con el ALCA”. Con estas afirmaciones, Pino se ganó por primera vez el aplauso del oficialismo.
Los peronistas conservadores Felipe Solá e incluso Juan José Álvarez le reconocieron la condición de “líder político” a Kirchner. Desde el PRO, a través de Federico Pinedo, se hicieron cuestionamientos a la forma de hacer política del ex presidente: “Kirchner veía la política como una lucha, donde de un lado están los amigos y del otro los enemigos.” El oficialismo se contuvo, no contestó. Los que no hablaron fueron los de la Coalición Cívica, y lo hicieron por orden de Elisa Carrió, quien estuvo ausente. Eduardo Fellner, presidente del cuerpo, fue uno de los últimos en hablar. Recordó a Kirchner como “un hombre que sabía lo que quería” y reveló que cuando llegó a presidente el santacruceño recibió de los presidentes de los Estados Unidos y España el ofrecimiento de una moratoria por cuatro años de la deuda. “Él me sorprendió al decirme que la rechazó porque había llegado a resolver los problemas del país, no para patearlo para adelante. Ese era Kirchner, ese fue nuestro presidente que llegó para aplicar un proyecto de país, el que vivimos hoy”, dijo, y lo aplaudieron todos
La emoción fue el común denominador en los discursos de los legisladores oficialistas y de los aliados. Pero, como advirtieron muchos de ellos, esa emoción e incluso las lágrimas que se derramaron “no significan debilidad”. Uno de los primeros en hablar fue José María Díaz Bancalari, jefe del bloque oficialista durante los primeros años del gobierno de Kirchner. “Mi amigo vivirá para siempre, como viven los grandes, en la memoria del pueblo argentino”, dijo con los ojos húmedos por la emoción. Bancalari resaltó que Kirchner “entendió la política como método de transformación social” y que con ello cambió al país: “Por eso no me vengan con que tenemos que ser realistas y dejar los sueños, porque cuando hicimos eso en el país el hambre se adueñó del pueblo.” A su turno, Héctor Recalde señaló que “en vez de la frase de que todo tiempo pasado fue mejor, Kirchner afirmaría que todo futuro va a ser mejor; y esto, en gran parte, es gracias a él”.
Los aliados del kirchnerismo no ocultaron ni disimularon la emoción y el dolor que les produjo la muerte de Kirchner. Ariel Basteiro no dejó de repetir el orgullo que significa haber sido expulsado del Partido Socialista “por adherir al gobierno de Kirchner” y aseguró que “en política hay que tomar partido hasta mancharse. Y esa fue la forma que eligió Kirchner.” El presidente del bloque de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella, reivindicó lo realizado por el ex presidente y renovó su compromiso con Cristina Fernández: “La defensa y profundización de este rumbo es por lo que se hizo y por lo que aún está pendiente. Porque sabemos que se puede y se debe avanzar ganando terreno sobre las injusticias. Tenemos la certeza de que se puede, de que vale la pena: también es parte del legado de Néstor Kirchner”.
En el Grupo A había algo de consternación. Sobre todo se notó en la voz de Eduardo Macaluse, quien resaltó la política de Derechos Humanos que llevó adelante el fallecido presidente y recordó que su bancada acompañó “muchas de sus acciones y leyes sin tener en cuenta si eso generaba o no un rédito político o mirando de reojo el reloj electoral”.
A su turno, Fernando Solanas reconoció en Kirchner varios costados positivos. Lo definió primero como “un adversario fuerte” que desde su gobierno derogó las leyes de impunidad, modificó la Corte Suprema, “terminó definitivamente con la represión social” y profundizo el Mercosur y la Unasur. Pero por sobre todo el cineasta le reconoció a Kirchner “el enorme coraje y valor de haberle puesto freno al gobierno de Bush y terminar con el ALCA”. Con estas afirmaciones, Pino se ganó por primera vez el aplauso del oficialismo.
Los peronistas conservadores Felipe Solá e incluso Juan José Álvarez le reconocieron la condición de “líder político” a Kirchner. Desde el PRO, a través de Federico Pinedo, se hicieron cuestionamientos a la forma de hacer política del ex presidente: “Kirchner veía la política como una lucha, donde de un lado están los amigos y del otro los enemigos.” El oficialismo se contuvo, no contestó. Los que no hablaron fueron los de la Coalición Cívica, y lo hicieron por orden de Elisa Carrió, quien estuvo ausente. Eduardo Fellner, presidente del cuerpo, fue uno de los últimos en hablar. Recordó a Kirchner como “un hombre que sabía lo que quería” y reveló que cuando llegó a presidente el santacruceño recibió de los presidentes de los Estados Unidos y España el ofrecimiento de una moratoria por cuatro años de la deuda. “Él me sorprendió al decirme que la rechazó porque había llegado a resolver los problemas del país, no para patearlo para adelante. Ese era Kirchner, ese fue nuestro presidente que llegó para aplicar un proyecto de país, el que vivimos hoy”, dijo, y lo aplaudieron todos
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