El acercamiento de Buzzi al gobierno marca el fin de la Mesa de Enlace
Publicado el 5 de Noviembre de 2010Por
Aunque la sociedad entre las entidades ruralistas estaba en crisis, la sintonía de la FAA con el Ejecutivo y el ofrecimiento de Pino Solanas a uno de sus dirigentes terminó por desgastarla. Domínguez prepara anuncios.
Aunque la sociedad entre las entidades ruralistas estaba en crisis, la sintonía de la FAA con el Ejecutivo y el ofrecimiento de Pino Solanas a uno de sus dirigentes terminó por desgastarla. Domínguez prepara anuncios.
Dos señales, pegaditas en las últimas 24 horas, terminaron de convertir a la Mesa de Enlace en aserrín. Eduardo Buzzi, jefe de la Federación Agraria, primero, sin mediar discusión alguna con sus colegas, como otras tantas veces, no dudó en reconocer que el aglomerado de entidades agropecuarias tiene “problemas” y, enseguida, pronosticó que de acá en más sólo funcionará como “un recurso en caso de agresión”. Ayer, después de sus poco inocentes declaraciones, Buzzi se reunió con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. En la Casa Rosada, entre tanto, tienen una pequeña batería de anuncios para garantizar el punto final. “Es medio tardío. Lo tendría que haber hecho antes. Pero estamos brindando”, confesó un dirigente de la segunda línea de la Federación Agraria Argentina (FAA).
En la mesa directiva de la entidad eran una pequeña minoría los que tenían disposición para seguir sacándose fotos con Hugo Luis Biolcati, de la Sociedad Rural Argentina, y Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentinas. Pero ese rechazo entre los chacareros con cargo existe hace casi dos años. Y no fue el motivo del guadañazo de Buzzi.
“La Mesa de Enlace está en crisis. No hace falta ser una analista muy fino para verlo: no se ha podido enhebrar ninguna estratégica común desde que terminó el conflicto. El caso del Congreso es paradigmático: no hubo acuerdos. Hubo dos proyectos sobre la ONCCA, también hubo dos proyectos en el caso de las retenciones segmentadas. No nos apoyaron ni en arrendamientos ni en el proyecto contra la extranjerización de la tierra. Lo único en que nos pusimos de acuerdo fue la ley de emergencia económica, y cuando se va a aplicar, como en los casos de Coronel Pringles y Laboulaye, hay que soportar todos los días una diatriba de Biolcati”, explicó Pedro Peretti, director de la FAA.
La apuesta de Biolcati y Llambías era que el kirchnerismo perdiera las elecciones de 2011 y negociar con sus sucesores. En la FAA lo sabían y se quejaban: “Nuestros productores no tienen la espalda de Biolcati.”
El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, conocía esos matices. Y abonó con subsidios y financiamiento el escenario. De a poco, consiguió que los productores de la FAA aceptaran sentarse a la mesa a cambio de ser escuchados y, sobre todo, conseguir reivindicaciones. En 2010 ya no fue una rareza que el funcionario se fotografiara con los federados en la zona núcleo de la agricultura nacional.
La muerte de Néstor Kirchner, sin dudas, agregó dos ingredientes a la mesa: la idea de que lo más probable es que Cristina Fernández gane, cómoda, la próxima elección; y la salida de escena del hombre que más enfrentado estaba con los ruralistas (aunque quienes lo conocieron bien dijeron, en estos días, que aunque Néstor no admitiera públicamente el error de no haber sabido diferenciar los actores de la Argentina rural en 2008, se proponía reparar esa alianza social en el futuro cercano).
El acercamiento entre la Federación Agraria y el gobierno, sin embargo, no es la única razón de la actitud frontal y rupturista de Eduardo Buzzi. Horas antes de sus últimas declaraciones, el líder de la FAA se reunió con Pino Solanas. El dirigente de Proyecto Sur ya le había acercado a Pedro Peretti un ofrecimiento para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales en Santa Fe. El pedido de Pino, según confiaron las fuentes, fue claro: basta de Mesa de Enlace. A Buzzi le cerró todo: también es una manera de empezar a despegarse de su interminable coqueteo con Eduardo Duhalde. En las oficinas de Rosario de la FAA, ayer, los dirigentes comentaban una novedad. Cada vez que Buzzi había amagado con romper (que fueron muchas), recibían llamados de chacareros enojados. Esta vez, nadie se quejó. Los tiempos, parece, están cambiando. Buzzi, de paso, fortaleció la jugada liderando una reunión de la juventud federada con Julián Domínguez.
El gobierno nacional todavía no mostró todas sus cartas. Estudia una propuesta de la FAA para modificar la manera en que pagan Ganancias los ganaderos y un plan de apoyo a la producción porcina. Y tiene preparado el proyecto de Ley de Arrendamientos, un viejo reclamo de la Federación que le saca sarpullidos al cutis de Llambías y Biolcati.
En la mesa directiva de la entidad eran una pequeña minoría los que tenían disposición para seguir sacándose fotos con Hugo Luis Biolcati, de la Sociedad Rural Argentina, y Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentinas. Pero ese rechazo entre los chacareros con cargo existe hace casi dos años. Y no fue el motivo del guadañazo de Buzzi.
“La Mesa de Enlace está en crisis. No hace falta ser una analista muy fino para verlo: no se ha podido enhebrar ninguna estratégica común desde que terminó el conflicto. El caso del Congreso es paradigmático: no hubo acuerdos. Hubo dos proyectos sobre la ONCCA, también hubo dos proyectos en el caso de las retenciones segmentadas. No nos apoyaron ni en arrendamientos ni en el proyecto contra la extranjerización de la tierra. Lo único en que nos pusimos de acuerdo fue la ley de emergencia económica, y cuando se va a aplicar, como en los casos de Coronel Pringles y Laboulaye, hay que soportar todos los días una diatriba de Biolcati”, explicó Pedro Peretti, director de la FAA.
La apuesta de Biolcati y Llambías era que el kirchnerismo perdiera las elecciones de 2011 y negociar con sus sucesores. En la FAA lo sabían y se quejaban: “Nuestros productores no tienen la espalda de Biolcati.”
El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, conocía esos matices. Y abonó con subsidios y financiamiento el escenario. De a poco, consiguió que los productores de la FAA aceptaran sentarse a la mesa a cambio de ser escuchados y, sobre todo, conseguir reivindicaciones. En 2010 ya no fue una rareza que el funcionario se fotografiara con los federados en la zona núcleo de la agricultura nacional.
La muerte de Néstor Kirchner, sin dudas, agregó dos ingredientes a la mesa: la idea de que lo más probable es que Cristina Fernández gane, cómoda, la próxima elección; y la salida de escena del hombre que más enfrentado estaba con los ruralistas (aunque quienes lo conocieron bien dijeron, en estos días, que aunque Néstor no admitiera públicamente el error de no haber sabido diferenciar los actores de la Argentina rural en 2008, se proponía reparar esa alianza social en el futuro cercano).
El acercamiento entre la Federación Agraria y el gobierno, sin embargo, no es la única razón de la actitud frontal y rupturista de Eduardo Buzzi. Horas antes de sus últimas declaraciones, el líder de la FAA se reunió con Pino Solanas. El dirigente de Proyecto Sur ya le había acercado a Pedro Peretti un ofrecimiento para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales en Santa Fe. El pedido de Pino, según confiaron las fuentes, fue claro: basta de Mesa de Enlace. A Buzzi le cerró todo: también es una manera de empezar a despegarse de su interminable coqueteo con Eduardo Duhalde. En las oficinas de Rosario de la FAA, ayer, los dirigentes comentaban una novedad. Cada vez que Buzzi había amagado con romper (que fueron muchas), recibían llamados de chacareros enojados. Esta vez, nadie se quejó. Los tiempos, parece, están cambiando. Buzzi, de paso, fortaleció la jugada liderando una reunión de la juventud federada con Julián Domínguez.
El gobierno nacional todavía no mostró todas sus cartas. Estudia una propuesta de la FAA para modificar la manera en que pagan Ganancias los ganaderos y un plan de apoyo a la producción porcina. Y tiene preparado el proyecto de Ley de Arrendamientos, un viejo reclamo de la Federación que le saca sarpullidos al cutis de Llambías y Biolcati.
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