jueves, 18 de noviembre de 2010

DESPUÉS DE BOICOTEAR LA SESIÓN ESPECIAL CONVOCADA POR EL OFICIALISMO PARA TRATAR EL PRESUPUESTO 2011 La oposición hizo un papelón en la Comisión de Asuntos Constitucionales

DESPUÉS DE BOICOTEAR LA SESIÓN ESPECIAL CONVOCADA POR EL OFICIALISMO PARA TRATAR EL PRESUPUESTO 2011

La oposición hizo un papelón en la Comisión de Asuntos Constitucionales

Publicado el 18 de Noviembre de 2010

Cuando el Frente para la Victoria, el GEN, el socialismo y Proyecto Sur estaban a punto de archivar la denuncia sobre supuestos sobornos en Diputados, la opositora Graciela Camaño le pegó un puñetazo al kirchnerista Carlos Kunkel. 
 
Lo que comienza con polémica, al menos en los acontecimientos que conducen sectores de la oposición de Diputados, termina de manera escandalosa. La semana pasada, Elisa Carrió frustró el debate del Presupuesto al denunciar supuestos sobornos y aprietes desde el oficialismo. La consecuencia se conoció ayer, cuando el antikirchnerismo no prestó quórum y cayó la sesión impidiendo nuevamente el tratamiento. Pero si faltaba algo, durante la tarde, la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la peronista conservadora Graciela Camaño, no encontró mejor manera de terminar abruptamente la reunión que conducía  golpeando con el puño al kirchnerista Carlos Kunkel. El golpe llegó justo cuando el oficialismo y los bloques del GEN, socialismo y Proyecto Sur acordaron archivar las denuncias de las diputadas Carrió y las supuestas víctimas de los aprietes, Chyntia Hotton y Elsa Álvarez, por infundadas e improcedentes.
Era poco probable que el oficialista Frente para la Victoria (FPV) consiguiera los 129 diputados sentados en las bancas para intentar aprobar por segunda vez el Presupuesto. Les faltaron 12. El jefe de bloque, Agustín Rossi, habló para ese escuálido auditorio, aunque la oposición lo escuchaba por el circuito interno de TV. Calificó a la oposición de “irresponsable” por pretender imponerle al gobierno nacional un Presupuesto que prevé el 25% de inflación: “Tendrán que explicar por qué tanto palos en la rueda para Cristina Fernández. Expliquen por qué se esconden en cualquier subterfugio del reglamento para negarle el Presupuesto a la Argentina.” Consciente de lo que sucedería más tarde, en la comisión de Camaño, el jefe oficialista  advirtió al sostener que no iban a ser “cómplices de los complots sin fundamentos, no vamos a ser cómplices de los que se asustan cuando los llama un funcionario y no se asustan cuando los llama un empresario”.
La sala del Anexo donde se reunió la comisión quedó pequeña al momento de comenzar. Carrió, haciendo gala de su histrionismo, sorprendió primero pidiendo que le tomen juramento de decir verdad, pedido que rechazó por Camaño por inútil ya que sólo se haría en caso de ser una comisión investigadora. La chaqueña luego leyó su declaración. Nada aportó a la supuesta violación de los privilegios de la Cámara Baja. Se limitó a ventilar algunos detalles de la interna radical, desnudando que el alfonsinismo estaba dispuesto a votar, al menos en general, el presupuesto del FPV. Finalizó sin esperar repreguntas, acomodó su chalina del cuello y se esfumó por los pasillos.
Luego llegó el turno de Hotton, quien autorizó la lectura de su declaración testimonial ante la justicia. De ella surgió la primera y principal contradicción. No sólo reveló que no había sido “tentada”, sino que reconoció que ella llamó a la supuesta diputada que la había presionado. Es más, en ese texto decía que era la oficialista Patricia Fadel, quien a su turno dijo que Hotton le había enviado dos mensajes de texto a su celular antes de llamarla y que, obviamente, hablaron del Presupuesto. La cobista reconoció también que fue “invitada” por los lilitos Juan Carlos Morán y Patricia Bullrich, para que denuncie lo sucedido mientras Morán hacía uso de la palabra.
 Si el testimonio de la cobista Hotton resultó frágil, el de la radical santacruceña Elsa Álvarez fue peor. Aseguró que “no existió ofrecimiento de dinero ni de ninguna otra índole”, y que sólo se sintió “perturbada” por las llamadas que recibió. Ante la fragilidad de los testimonios, entre los diputados opositores del GEN, Proyecto Sur y el socialismo ganaba terreno la idea de archivar estas tres cuestiones de privilegio. Hasta ese momento, el FPV se inclinaba, junto con la UCR, por archivar sólo el de Carrió, y dejar en un impas los de Hotton y Álvarez hasta tanto se resuelva la denuncia judicial. Margarita Stolbizer convenció al FPV sobre lo inútil que era la espera, porque los dichos de ambas diputadas daban cuenta de “situaciones emocionales” que no ponían en riesgo su condición de legisladoras ni sus fueros parlamentarios.
Este acuerdo puso en riesgo la intención de Camaño, quien pretendía mantener la polémica una semana más. Incluso buscó levantar la reunión a pesar de la insistencia de este grupo legislativo que ya habían juntado 19 firmas para el dictamen de archivo, entre los que se encontraba Kunkel, quien se quejaba airadamente por la actitud de la legisladora. Camaño, en tanto, dudaba entre irse o quedarse, miraba a los diputados de la Coalición Cívica como para que le dieran una razón para abandonar la sala. Decidió quedarse cuando Kunkel le recordó que su marido, el gastronómico Luis Barrionuevo, había “prometido falsamente que iba a dejar de robar por dos años y después siguió robando”. Cuando terminó la frase, la bonaerense ya estaba a su lado y le propinó una trompada con su mano derecha. Kunkel no reaccionó: sólo la aplaudió mientras sonreía. Camaño se retiró, pero no a su despacho, antes habló para la TV donde justificó su actitud: “Estoy cansada que me digan que soy la mujer de alguien.”

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