Ayer se cumplio en Venezuela el décimo aniversario del intento de Golpe de Estado contra el entonces y actual presidente de la República, Hugo Chávez Frías, restituido en su cargo por un proceso de enorme movilización popular, por la presión del resto de los mandatarios latinoamericanos y por la fidelidad de una parte de las Fuerzas Armadas
El saber popular es ingenioso en sintetizar en pequeñas frases, grandes hechos. Así sucede en la Venezuela bolivariana, donde desde hace años se escucha en la calle que "Cada 11 tiene su 13". La historia que sigue es la que explica el porqué de dicha sentencia.
El 11 de abril de 2002, en el marco de un lock out convocado por la principal cámara patronal del país, Fedecámaras, la derecha venezolana intentó el derrocamiento del presidente constitucional Hugo Chávez Frías. Se había producido un típico Golpe de Estado, de los que la historia de la región puede dar cuenta en grandes cantidades.
Una vez más, los altos mandos militares se convertían en el brazo ejecutor de las directrices de la burguesía local e internacional, cuya participación no sólo quedó plasmada en el mencionado paro patronal, sino también en la elección del presidente para reemplazar a Chávez: el mandamás de Fedecámaras, Pedro Carmona. También de él se acordaron los sectores populares luego de fracasada la intentona: Carmona pasó a la historia como "Pedro El Breve".
Aún faltaban un par de años para que Chávez comenzara a hablar del "Socialismo del Siglo XXI", sin embargo los profundos cambios que estaban generando la llamada "Revolución Bolivariana" y su modificación del patrón distributivo, a la vez que la fuerte inserción en los sectores humildes del mandatario, producían en las clases dominantes un fuerte rechazo a la política gubernamental.
¿Cuáles eran en concreto las medidas que más criticaban? Lo que se conocía como Leyes Habilitantes, un instrumento que le permitía al Poder Ejecutivo legislar y gobernar por decreto. En ese sentido, de las 49 sancionadas, dos eran en especial las que afectaban a la burguesía: la Ley de Tierras y la Ley de Hidrocarburos.
A la par, una política de autonomía de los Estados Unidos en lo que hace a la situación internacional, también causaba malestar al "socio mayor" de los sectores acomodados venezolanos.
En cuanto a las jornadas de abril, en la madrugada del 12, el Alto Mando Militar anunció que le habían solicitado la renuncia al Presidente y que éste había aceptado. Tiempo después, Chávez confirmaría que nunca renunció y los documentos que probarían la dimisión nunca se mostraron.
Durante ese día, Chávez fue detenido, y trasladado al Fuerte Tiuna y más tarde a la prisión militar en la Isla de La Orchila, al tiempo que Pedro Carmona juraba como presidente interino. Sus primeras medidas demostraban el carácter de clase del Golpe de Estado, al eliminar las 49 leyes habilitantes, a la vez que las fuerzas policiales reprimían la creciente movilización popular que exigía la vuelta del comandante Chávez.
Al tiempo que se incrementaban las protestas, catorce mandatarios latinoamericanos, reunidos en la XVI Cumbre del Grupo de Río, condenaron la interrupción del orden constitucional e instaron a la normalización de la institucionalidad democrática.
Los hechos se suceden con intensidad y en la noche del 12, madrugada del 13, los partidarios de Chávez toman el canal "Venezolana de Televisión". Además, el batallón asentado en Maracay, bajo el mando de Raúl Isaías Baduel, declara su adhesión a la Constitución y activan lo que se dio en llamar la "Operación de Rescate de la Dignidad Nacional".
En la tarde del 13, se recupera el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno central, abandonado por los golpistas. A su vez, el Presidente del Congreso toma juramento al vicepresidente, Diosdado Cabello, como presidente provisional. En la madrugada del 14 un comando libera a Chávez y lo traslada a Caracas por vía aérea.
Diosdado Cabello le transfiere el mando, y Chávez da un discurso en el que asegura que "lo que ha ocurrido en Venezuela es en verdad inédito en el mundo" y considera que "el pueblo venezolano y sus verdaderos soldados han escrito una nueva página para la historia de América Latina".
"Quiero hacer un llamado y esto es quizás lo más importante que yo quiero decir... y lo primero y más importante que digo a todos los venezolanos es que vuelvan a sus casas, que vuelva la calma", afirmó un Chávez que hizo hincapié en el pedido de tranquilidad, calma y paz. Un llamado a la reconciliación nacional que nunca tuvo eco en la burguesía local, que poco después acompañaría el brutal paro patronal de la empresa petrolera PDVSA, y en el principal enemigo de la "Revolución Bolivariana", los Estados Unidos, que a través de diferentes instituciones sigue financiando a la oposición de derecha venezolana.
Fue este conjunto de factores –la movilización popular, la fidelidad de una parte de las Fuerzas Armadas y la presión internacional, pero especialmente el primero de ellos- lo que volcó la balanza a favor del fracaso del intento golpista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario