La luz de un loco
La indignación generalizada de gran parte de los chilenos y la indiferencia hipócrita de algunos, llama a entender la partida de Bielsa desde diversas interpretaciones. Hay para todo. La política del presidente de todos los chilenos acusado de traicionar el sentir de todos los chilenos. La intervención mediática de un personaje inteligente que se encargó de descubrir la acción conspiradora de algunos clubes, dejándolos desnudos mientras se cubrían con el manto corroído de esa palabra cansada de su abuso “democracia”. La puesta en escena de periodistas que se atreven, de una vez por todas, a decir lo que saben. Y finalmente el revuelo ciudadano que provoca algo aparentemente inocente, como podría ser un deporte, en este caso, un gran deporte, el fútbol.
Me atrevo a decir que Bielsa es un alborotador. Uno que nos vino a decir tal cual somos los chilenos. Pero un alborotador lindo, como el “loco lindo”, apelativo con el que se referían a él algunos periodistas. Eso porque nos hizo sentirnos a gusto, tomarnos seriamente los proyectos, saber que las cosas se pueden hacer mejor y con profesionalismo en todo ámbito. Bielsa como buen observador externo, ajeno a la “idiosincrasia” del chileno, nos logró conocer, más de lo que sabemos de nosotros mismos, y nos elevó.
Digo esto porque supo ver en el jugador las potencialidades, su capacidad de juego, la psicología, y junto con ello, trasunto la mirada a todos, al pueblo, “los hinchas”, esos que le atrapaban la atención más que el juego mismo en el Estadio. Los cantitos, ¿qué dicen los cantitos de los hinchas? se preguntaba, ¿Qué dicen los cantitos de los chilenos?. Dicen lo que se dejo escuchar en su última conferencia, Chile no quiere más mediocridades, Chile quiere crecer y no rodearse de maniqueos enfermos de poder y dinero. Y por eso echamos a la concertación y trajimos a estos otros, pero nos equivocamos. Tampoco hemos elegido bien, tal vez peor. Porque las llamadas de estos apuntaron a ese hombre de nombre de Estadio, apuntaron a sacar al profesional que les hizo notar que no eran lo que ellos creían ser. Si ser exitoso significa ser como Piñera, como Ruiz Tagle, o como Lavín, Bielsa es un perdedor, y ya todos sabemos que no es así.
Estamos en una disyuntiva ciudadana en el nombre del fútbol, de la pelota que no se mancha porque los que la patean deben ser los mejores y el pueblo sabe “quién” es el mejor. Disyuntiva porque a el que elegimos es el peor que sacó al mejor, mientras todos gritábamos en las graderías que se mantuviera.
La oligarquía, el despotismo empresarial se apoderó y no nos escuchó porque no quiso escucharnos, y espera que el tiempo nos hunda al silencio. Y creo que no, que Bielsa deja una luz de enseñanza; el juego es nuestro, lo hace el hincha, el imprescindible.
Por Jonathan Indo.
Hincha Chileno
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