domingo, 31 de octubre de 2010

NESTOR KIRCHNER 1950-2010

31-10-2010 Economía
El ciclo Kirchner arranca el 25 de mayo de 2003. Asume la presidencia en medio de una profunda crisis.
El ciclo Kirchner arranca el 25 de mayo de 2003. Asume la presidencia en medio de una profunda crisis.

Kirchner: el jefe político que le puso su nombre al modelo económico

Muchas fueron compartidas con el actual gobierno de Cristina Fernández, su esposa, pero todas llevan su sello y la mayoría arrancaron en su gestión. La sucesión de medidas de política económica de los últimos siete años tienen la impronta de Néstor Kirchner, un hombre que le dio nombre propio a un nuevo modelo en la Argentina.
Aunque muchos inicialmente cuestionaron la legitimidad numérica de los votos con los que llegó a ser presidente del país en 2003 (tras la huida de Carlos Menem en la segunda vuelta electoral), el hasta entonces gobernador de Santa Cruz se ocupó de desmarcarse de la figura de Eduardo Duhalde —que le aportó el aparato político de Buenos Aires que lo llevaría al poder— y mostró rápidamente su juego.
Los ejes del modelo económico K transitan sobre un conjunto de variables clave: la producción de bienes transables como eje del proceso de acumulación, articulado con recuperación del empleo y aumento del consumo interno. Esto combinado con una política de solidificación de las variables fiscales y externas, por vía de la acumulación de reservas y cancelación de pasivos.
Este paradigma fue acompañado por una política exterior que apuntó a consolidar la inserción argentina en el nuevo escenario global, caracterizado por la consolidación del mundo emergente, desde una perspectiva profundamente regional. La secuencia: fortalecimiento del Mercosur (aunque a diferencia de los 90 con la negociación de un sistema de administración del comercio bilateral con Brasil), lapidación del proyecto del Alca, constitución de la Unasur y, por vía de la sociedad con el país vecino, ubicación de un lugar expectante en la política global con la participación en el exclusivo G-20. Algunos hitos y claves del modelo:
  • Reestructuración de la deuda. El gobierno de Néstor Kirchner realizó la mayor reestructuración de la deuda pública y la quita más importante que se tenga registro en los mercados mundiales. Primero hizo falta declarar el default, una decisión que la política argentina decidió contabilizar como costo y que el ex presidente no tuvo que asumir. A fines de 2004 la Argentina debía 178 mil millones de dólares. Primero renegoció sus acreencias con los organismos internacionales, pero aún restaban por saldar más de 81 mil millones de dólares que estaban en cesación de pagos tras el anuncio del default en pleno 2001. Así, en junio de 2004 a poco de un año de gobierno, Kirchner anunció el canje de deuda que se concretó en marzo de 2005. El 76% de los bonistas aceptó la propuesta con una quita histórica e inédita del 65%. Así, la deuda pasó a representar del 166% del PBI al 74%. Este proceso de canje, volvió a reabrirse recién este año durante el gobierno de Cristina. Actualmente sólo restan saldar la deuda de 6.500 millones de dólares con el Club de París que se anunció para el año próximo y alguna pendiente con determinados “fondos buitres” a los cuales sólo les interesa litigar.
  • Rechazo al Alca. En Mar del Plata, en noviembre de 2005 y con el presidente norteamericano George Bush a la cabeza, el gobierno de Kirchner empieza frenar el intento de un proceso más aperturista de la economía. Respaldado por el presidente Lula Da Silva de Brasil —y con el apoyo de un aliado extra Mercosur como Hugo Chávez de Venezuela— se empieza a fortalecer el espacio regional del Mercosur ampliado, que a nivel político toma la forma de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) de la que Kirchner fue secretario general hasta el día de su muerte. Pero los antecedentes de una nueva construcción del bloque común, con una impronta más de administración y menos aperturista al estilo del neoliberalismo de los años 90, se puede rastrear casi desde la asunción de Lula y Kirchner en 2003, los primeros en avanzar en el campo “institucional” a través de la conformación del Tribunal, la Secretaría y el esbozo de un Parlamento del Mercosur. También con una política orientada a acercar las diferencias y lograr consensos entre los socios del bloque para potenciarlo como la consideración de las asimetrías, pero con la particularidad de que en esta etapa la Argentina comienza a plantearlas en relación con Brasil y un ejemplo claro de eso fue la constitución de un Fondo Estructural de 100 millones de dólares. Además, la puesta en marcha de formas de restricción voluntarias, a través de cuotificación o salvaguardias para evitar que los bienes brasileños invadan la Argentina, una movida en la que el país tuvo el respaldo del gobierno de Paraguay. Un ejemplo de esta nueva lógica de relacionamiento entre socios y no enemigos queda expuesta en la Cumbre del Mercosur de 2004 cuando momentos antes del cónclave Kirchner dispuso restricciones con licencias no automáticas a la importación de cocinas y heladeras, productos textiles, jueguetes y calzados tanto para productos provenientes de Brasil como de China. Sin embargo, la Cumbre sale airosa con la inclusión de México y Venezuela como Estados adherentes al Mercosur.
   Al frente de una nueva política en materia de bloque regional Kirchner también debió que sortear la tensión que provocó el diferendo papelero entre la Argentina y Uruguay por la instalación de las papeleres sobre el río Uruguay, que se extendió hasta la asunción de José Mujica en 2009.
  •   Pago al FMI. En enero de 2006 le pagó 9.500 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. A ese costo, se sacó de encima las auditorías del desacreditado organismo financiero.
  •   Reservas. Cuando asumió Néstor Kirchner había apenas unos 8.300 millones de dólares en el Tesoro Nacional de reservas y el país se encontraba en cesación de pagos. Actualmente, las reservas superan los 50 mil millones de dólares por efecto de una decisión política de acumular divisas y armar un colchón financiero que le permita al país sortear los vaivenes de cualquier movimiento brusco en el mercado cambiario. La decisión fue acertada. En plena crisis del campo (el momento de mayor incertidumbre de la era K) y luego con la debacle mundial de los mercados externos en 2009 el gobierno nacional salió airoso y pudo seguir administrando el tipo de cambio sin sobresaltos.
  •   Empleo. El gobierno de Néstor Kirchner encaró directamente la eliminación de las condiciones de flexibilización laboral impuestas durante el gobierno de Fernando De la Rúa en la cuestionada ley Banelco. Como materia pendiente aún queda por resolver las aspectos que involucran a los trabajadores tercerizados.
  •   Paritarias. Desde 2003 se recuperó la gimnasia de las negociaciones colectivas y la puesta en funcionamiento del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Durante el 2004 se negociaron 348 convenios y Kirchner cerró su gestión con 1.027 acuerdos en 2007, que alcanzó a casi cuatro millones de trabajadores.
  •   Desempleo. Cuando asumió la presidencia, la tasa de desempleo del primer trimestre de 2003 era de 18,8% y cerró su administración con el 7,2%. El último dato disponible del segundo trimestre de de 2010 es de 7,5%.
  •   Crecimiento del PBI. Impulso al consumo con subsidios en los servicios y el transporte. También a través de la inclusión de más de un 1,8 millón de personas al sistema jubilatorio. El PBI creció entre 2003 y 2007 un 44%, récord en la historia argentina.
  •   Balanza comercial. para fortalecerla recuperó herramientas de protección a través de medidas paraarancelarias como las licencias no automáticas.
  •   Superávit fiscal. Las cuentas públicas abandonaron el rojo histórico hasta la actualidad donde aún arrojan saldos positivos. El superávit primario se mantuvo durante la gestión de Néstor Kirchner por encima del 3%, mientras que el superávit financiero por arriba del 1%.
  •   Dólar. Mantuvo un tipo de cambio administrado que le permitió a lo largo de estos años sostener una competitividad del peso. En esta última etapa, con la crisis financiera internacional desplegada, se da un paso más y se desplaza el dólar como moneda de intercambio a través de firma de swaps con Brasil y China.
  •   Retenciones. Durante la gestión de Néstor Kirchner se incrementaron las alícuotas de las retenciones agropecuarias dos veces, en enero y noviembre de 2007. Hasta las elecciones de 2007 subieron a 28,5%, y poco antes de dejar el mandato decide incrementar las de la soja al 35%. Medidas similares se establecieron para el petróleo cuando el precio del barril llegó a 100 dólares en noviembre de 2007, elevando las retenciones al 45%.Ya en los albores del gobierno de Cristina, en marzo de 2008, el novel ministro de Economía, Martín Lousteau, dispone retenciones móviles a través de la resolución 125 y se desata el mayor enfrentamiento del gobierno con el campo. Los derechos de exportación alcanzan también al girasol, maíz, trigo, aceites derivados y al petróleo y otros productos para compensar el plus de ganancia generado por el tipo de dólar alto, también para regular la oferta de divisas verdes con el fin de evitar su caída, moderar el impacto sobre los alimentos y la energía de los altos precios internacionales y desalentar la exportación de bienes con menor valor agregado. Duhalde había recuperado la política de retenciones en 2002 con la venía de los organismos financieros internacionales y las entidades del campo a través de la “Mesa de Diálogo Argentino” como mecanismo para comenzar a restaurar las arcas fiscales y afrontar la extrema pobreza. Aumentó las retenciones a la exportación de granos (maíz y trigo) y oleaginosas (soja y girasol), llevándolas a un 20% promedio, un 10% para productos manufacturados, y un 5% para el calzado. En el gobierno de Raúl Alfonsín y la primera etapa de los dos gobiernos de Carlos Menem se impusieron considerables tasas de retenciones a las exportaciones agropecuarias, llegando en éste último caso a alícuotas del 44% para la soja y del 33% para el maíz y el trigo. Sin embargo, a partir de 1991, Menem adoptó una posición contraria a las retenciones a las exportaciones y dejó sin efecto los derechos de exportación sobre maíz, el trigo, el sorgo y los derivados manufacturados de la soja, reduciendo la de esta última y la del girasol, cuando se exportaban en bruto, al 3%.
  •   Reactivación industrial. Se produjo el desarrollo de las cadenas intermedias como la industria del pollo, la molinería, entre otros. El índice industrial que elabora el Indec señala que en el ejercicio 2002 la actividad fabril fue del 66,2 puntos y cerró el año 2007 con el 107,6.
  •   Reestatizaciones. Durante la gestión de Néstor Kirchner se reestatizaron empresas emblemáticas que habían sido privatizadas durante los 90 como el Correo Argentino y el espacio radioeléctrico. También creó Enarsa, la compañía nacional de energía, y se anuló la concesión de Transporte Metropolitano al grupo Taselli, Aguas Argentinas y los Astilleros Tandanor. Las reestatizaciones de mayor envergadura llegaron con la gestión de Cristina: Aerolíneas Argentinas y Austral (septiembre de 2008), AFJP (noviembre de 2008), la nacionalización de Fábrica Militar de Aviones (marzo de 2009) y la televisación del fútbol en septiembre de 2009.
    En el debe quedaron esencialmente la inflación —una de las piedras más duras en el camino de la gestión K que obligó a girar el timón en la conducción económica para lograr políticas que la atenuaran—, la dificultad para frenar la fuga de divisas (financiada por el enorme superávit comercial), la discrecionalidad en el reparto de los subsidios y la intervención del Indec que le quitó credibilidad a un organismo prestigioso a nivel estadístico en la Argentina y provocó serios cuestionamientos sobre al rumbo de la política en materia de precios e ingresos.

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