CARRIÓ, MACRI Y DE NARVÁEZ
Sueñan con una represión sangrienta de la protesta social
La medida gubernamental de prohibición de uso de armas de fuego contra la protesta social, decretada en 2004, es cuestionada ahora por Clarín, Carrió, Macri y De Narváez. Creen que sólo con otro 20 de diciembre podrían alcanzar lo que las urnas les niega
El 19 y 20 de diciembre de 2001, miles de personas salieron a las calles de la Capital Federal y de la mayoría de las ciudades del país para manifestar su hastío por la crisis económica que, bajo el gobierno aliancista de Fernando de la Rúa y con la economía bajo el control de Domingo Cavallo, llevaba al país a la destrucción y a la pobreza extrema a buena parte de su población.
En Buenos Aires y bajo el amparo del estado de sitio decretado por el gobierno, la Policía Federal reprimió con armas de fuego esa protesta social, provocando decenas de muertes. Pocas horas más tarde, De la Rúa renunciaba.
En 2004 y aprendiendo de aquella nefasta experiencia, el gobierno de Néstor Kirchner prohibió que las fuerzas de seguridad portaran armas de fuego para controlar las protestas sociales, cualquiera fuera su índole. Esa orden fue ratificada recientemente.
Sin embargo, resulta que ahora, cuando desde los medios monopólicos se intenta instalar una sensación paranoica de convulsión social entre la población, algunos dirigentes han tomado nota de la medida y advierten: “es un despropósito" porque dejaría a los efectivos policiales “indefensos”.
El puntapié lo dio Clarín: “Prohíben el uso de armas para el control de la protesta social”, tituló el sábado, atrasando al menos seis años en la información. Lilita Carrió, abonada a opinar cuando de muerte de habla, fue la que dijo que “es un despropósito”, a lo que añadió en el mismo diario, pero en su edición dominguera: "Están diciendo que vamos a tener una policía desarmada y los que quieren violar la ley van a decir 'vamos a avanzar sobre los policías' y los policías se van a retirar".
"Vamos a tener una Policía desarmada. Así no hay salida", insistió Carrió esta mañana, a Radio 10. Pero vino acompañada, porque también opinaron sobre la cuestión –insistimos: que data de 2004– José Pepe Scioli, quien milita junto a Francisco de Narváez, y Gabriela Michetti, por el macrismo.
“La verdad que me preocupa esto de dejar librado a la ley de la calle y quienes tienen el verdadero monopolio de la seguridad no lo ejerzan”, dijo Pepe, asustado. “¿Cómo cuernos vamos a convivir entre nosotros? ¿Queremos una sociedad en la cual dé lo mismo todo? ¿O queremos una sociedad donde se ejerce la autoridad del orden público?”, se preguntó, también asustada, Michetti.
La verdad sea dicha: estos personajes quieren a una policía armada –hasta los dientes– para reprimir una eventual protesta social porque, en sus sueños más exaltados, vislumbran otros 20 diciembre. El asesinato parece ser su leit motiv político. Saben que sólo así, tanto Carrió como De Narváez y Macri, podrían alcanzar lo que las urnas les tienen vedado.
En Buenos Aires y bajo el amparo del estado de sitio decretado por el gobierno, la Policía Federal reprimió con armas de fuego esa protesta social, provocando decenas de muertes. Pocas horas más tarde, De la Rúa renunciaba.
En 2004 y aprendiendo de aquella nefasta experiencia, el gobierno de Néstor Kirchner prohibió que las fuerzas de seguridad portaran armas de fuego para controlar las protestas sociales, cualquiera fuera su índole. Esa orden fue ratificada recientemente.
Sin embargo, resulta que ahora, cuando desde los medios monopólicos se intenta instalar una sensación paranoica de convulsión social entre la población, algunos dirigentes han tomado nota de la medida y advierten: “es un despropósito" porque dejaría a los efectivos policiales “indefensos”.
El puntapié lo dio Clarín: “Prohíben el uso de armas para el control de la protesta social”, tituló el sábado, atrasando al menos seis años en la información. Lilita Carrió, abonada a opinar cuando de muerte de habla, fue la que dijo que “es un despropósito”, a lo que añadió en el mismo diario, pero en su edición dominguera: "Están diciendo que vamos a tener una policía desarmada y los que quieren violar la ley van a decir 'vamos a avanzar sobre los policías' y los policías se van a retirar".
"Vamos a tener una Policía desarmada. Así no hay salida", insistió Carrió esta mañana, a Radio 10. Pero vino acompañada, porque también opinaron sobre la cuestión –insistimos: que data de 2004– José Pepe Scioli, quien milita junto a Francisco de Narváez, y Gabriela Michetti, por el macrismo.
“La verdad que me preocupa esto de dejar librado a la ley de la calle y quienes tienen el verdadero monopolio de la seguridad no lo ejerzan”, dijo Pepe, asustado. “¿Cómo cuernos vamos a convivir entre nosotros? ¿Queremos una sociedad en la cual dé lo mismo todo? ¿O queremos una sociedad donde se ejerce la autoridad del orden público?”, se preguntó, también asustada, Michetti.
La verdad sea dicha: estos personajes quieren a una policía armada –hasta los dientes– para reprimir una eventual protesta social porque, en sus sueños más exaltados, vislumbran otros 20 diciembre. El asesinato parece ser su leit motiv político. Saben que sólo así, tanto Carrió como De Narváez y Macri, podrían alcanzar lo que las urnas les tienen vedado.
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