martes, 30 de noviembre de 2010

REVELA MÁS DE 250 MIL DOCUMENTOS SECRETOS WikiLeaks asesta un brutal golpe a la diplomacia de los Estados Unidos

REVELA MÁS DE 250 MIL DOCUMENTOS SECRETOS

WikiLeaks asesta un brutal golpe a la diplomacia de los Estados Unidos

Publicado el 29 de Noviembre de 2010
Los textos muestran las maniobras, fuentes, obsesiones, debilidades e interpretaciones en las que se basa la Casa Blanca para adoptar políticas que inciden en todo el mundo y que en muchos casos llevaron a un conflicto armado. 
 
La política exterior de los Estados Unidos, con los entretelones sobre los más emblemáticos casos de intromisión en los asuntos internos de otros países, comenzó a desnudarse ayer, con la revelación de parte del contenido de 251.287 mensajes secretos del Departamento de Estado. Los textos, entregados por la página de internet WikiLeaks a los diarios El País de España, The Guardian de Gran Bretaña, The New York Times de los Estados Unidos, Le Monde de Francia y el semanario Der Spiegel de Alemania, ponen sobre el tapete las maniobras, fuentes, obsesiones, debilidades e interpretaciones –algunas que parecen rondar el delirio– que rigen la política exterior de la Casa Blanca. La documentación cubre todo el período de gobierno de Barack Obama hasta febrero de este año.
En un resumen del contenido de los mensajes, El País dice que “recogen comentarios e informes elaborados por funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre personalidades de todo mundo, develan los contenidos de entrevistas del más alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y exponen con detalle las opiniones vertidas y datos aportados por diferentes fuentes en conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático de esa Nación en numerosos países”. Hasta ahí pareciera ser la actividad considerada más o menos normal para una superpotencia. Sin embargo, apunta el diario español, en ocasiones las expresiones usadas en estos documentos, cuyo contenido particular se irá revelando durante esta semana, son de tal naturaleza que pueden dinamitar las relaciones de los Estados Unidos con algunos de sus principales aliados o poner en peligro su política exterior.
Entre uno de los muchos ejemplos que ofrece el resumen está el de la presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Según el texto citado por el matutino, la mandataria despierta “sospechas” en Washington, hasta el punto de que el Departamento de Estado llegó a pedir información “sobre su estado de salud mental”. Junto con ello, los documentos ponen en evidencia los esfuerzos de los Estados Unidos por “cortejar a países de América Latina” para aislar al gobierno venezolano del presidente Hugo Chávez. El País prometió que en su edición de mañana dará nuevos detalles sobre estos temas y otros muchos que parecen sacados de una película del agente 007.
WikiLeaks puso a la Casa Blanca en medio de la peor controversia diplomática con la revelación de secretos que incluyen desde la orden de espiar a altos funcionarios de la ONU hasta la divulgación de las peores opiniones sobre mandatarios internacionales, entre ellos los principales aliados de los Estados Unidos en sus aventuras bélicas. Se trata, dijeron los diarios europeos que contaron con la primicia, del peor golpe propinado a la potencia por la página creada por Julian Assange. Puede haber un antes y un después en la política exterior estadounidense, dijeron ayer analistas de diverso origen. Por ello, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, gastó los teléfonos en los últimos días para advertir a numerosos gobiernos sobre la sensibilidad de la información que iba a ser revelada. Los documentos explican, por ejemplo, cómo el Departamento de Estado urgió a sus diplomáticos a operar como espías para recabar información de sus aliados, incluso en el seno de Naciones Unidas, un territorio neutral donde esta práctica está prohibida. Entre las personalidades que debían ser espiadas figuran el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, y los embajadores de los países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad, entre los cuales están los principales aliados de la Casa Blanca. Será difícil explicar por qué el Departamento de Estado no sólo quería datos personales de los diplomáticos y otras personalidades de la política, como tarjetas de crédito y horarios de trabajo, sino información biométrica (huellas dactilares) y hasta exámenes de ADN, como ocurrió con los candidatos presidenciales de Paraguay en 2008. Lo mismo ocurrió con otros políticos de Medio Oriente y con aliados europeos con los que la diplomacia estadounidense negoció en los más aberrantes términos. Algunos documentos tienen conexión relevante con conflictos peligrosos. Según The New York Times, los cables diplomáticos muestran que los Estados Unidos y Corea del Sur han hablado sobre las perspectivas de una Corea unificada si los problemas económicos y la transición política llevan al colapso de Corea del Norte. Se sabe ahora que desde 2007 la Casa Blanca lleva a cabo un esfuerzo secreto, y hasta ahora infructuoso, para sacar de un reactor nuclear paquistaní el uranio altamente enriquecido que Washington cree que podría usarse para una bomba nuclear. Otros paquetes de mensajes diplomáticos se refieren a asuntos como las sospechas de corrupción en el gobierno de Afganistán y la persistente contribución de donantes saudíes a grupos extremistas como Al Qaeda. WikiLeaks tenía pensado difundir esta información desde su página web, pero no fue posible debido a un “ataque informático masivo”, lo que no impidió que los medios internacionales que tuvieron acceso previo al contenido lo publicaran en simultáneo. 

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