viernes, 24 de diciembre de 2010

Duhalde pide orden pero se corre de la derecha dura, FACHO HDP!!!


Duhalde pide orden pero se corre de la derecha dura

Se lanzó a presidente en Costa Salguero ante cerca de diez mil personas. Afirmó que reprimir “no es matar a nadie” y pidió “un estricto apego a la ley”. Pero reivindicó los derechos humanos y mostró una foto suya con las Madres de Plaza de Mayo. Se comparó con líderes de izquierda de la región como Lula, Bachelette y Mujica.
“No soy ni de izquierda ni de derecha: soy peronista”, concluyó Eduardo Duhalde el discurso de media hora que ensayó en el predio de Costa Salguero que inició con el anuncio de que estaba lanzando su candidatura a presidente de la Nación.

La frase fue la síntesis de la arenga que, en tono pausado y con didáctica docente, Duhalde protagonizó ante cerca de diez mil personas que ocuparon las sillas de plástico desde temprano y recién se pararon cuando pisó el escenario, sólo poblado de jóvenes con banderas de las provincias.
data imagen
Eduardo Duhalde

Lejos de la euforia que lograba delante de los micrófonos hace más de una década, ese Duhalde hace de la mesura su valor de diferenciación ante el resto de sus rivales. Habla despacio y apoya cada afirmación con movimientos de brazos y caminatas, que por momentos lo igualan a un stand up teatral.

Con ese formato, se sumó a los pedidos de orden público de Mauricio Macri pero, para diferenciarse, levantó la bandera de los derechos humanos aunque marcando sus diferencias con el Gobierno respecto a la continuidad de los juicios a los represores.

“El peronismo fue pionero de los derechos humanos. En 1973 fui destituido de la intendencia de Lomas de Zamora y me puse al frente de la pelea por los desparecidos. Porque ahora hablan muchos Por eso cuando asumí de nuevo en 1983 estaba acompañado de pañuelos blancos”, recordó, acompañado de imágenes de ese momento que constataban su relato.

Amplió su tesis de olvido y perdón al reivindicar a los ex presidentes Michelle Bachelet (Chile), Ignacio Lula Da Silva (Brasil) y el actual jefe de Estado uruguayo José Mujica. “El padre de Bachelet fue asesinado por la dictadura de Pinochet. Pero ella no llegó para tomarse revancha”, la diferenció.

Menciones igual dedicó para los otros dos líderes, que definió “como revolucionarios en serio” que “no sembraron odio” y entendieron que “la nueva izquierda” del continente no tiene “un desden democrático”.

Duhalde se apoyó varias veces en imágenes proyectadas en dos pantallas gigantes que lucieron a sus espaldas, donde se trasmitió su discurso pero no se mostraron tomas de los invitados que siguieron el acto desde la primera fila.

Ahí se mezclaron figuras modernas como el rabino Sergio Bergman (con un multicolor kipa) y el economista Martín Redrado con viejos militantes como los sindicalistas Gerónimo Venegas (Uatre y 62 organizaciones peronistas), Luis Barrionuevo (sindicalista gastronómico), el diputado misionero Ramón Puerta y el entrerriano Jorge Busti. Y hasta se lo vio a agitar al mítico Tula, postal de cada marcha peronista de los noventa.

Cerca del escenario también se ubicaron los legisladores del Pro Cristian Ritondo y Álvaro González, quienes, pese a sus reconocidos vínculos con Duhalde, consultados por el Pro se definieron como "extrapartidarios". Ocupó otra silla el periodista Juan Bautista "Tata" Jofre, polémico revisionista de los enfrentamientos setentistas.

Duhalde apareció a las 16.25 y tras saludar a todas las provincias, recordó los tres objetivos que se planteó cuando asumió la presidencia el 1 de enero de 2002. Lo hizo, también, con imagen y sonido de la época, que lo mostraron algo más joven pidiendo recuperar la autoridad política, garantizar la paz y cambiar el modelo económico.
El 17 era el día
El ex presidente explicó porque lanzó su candidatura un 20 de diciembre, recordado por la represión ejercida por el gobierno de Fernando De La Rúa en 2001, en el último día de su mandato, incidentes en los que siempre se emparentó a Duhalde.

"Es un día trágico. Este acto estaba previsto para el 17, pero lo suspendimos porque fue una jornada histórica, en la que los partidos políticos acordaron políticas de Estado", se justificó.

Ese acuerdo se cerró en un encuentro entre referentes de las distintas fuertas que se realizó en el hotel sheraton. Duhalde no estuvo, pero lo consideró un obstáculo para su acto.

Los manifestantes de izquierda que repudiaron aquella jornada alcanzaron la autopista Illía y no lograron empañar el acto, que contó con un férreo operativo de seguridad en las inmediaciones, con importante presencia de la prefectura naval.

Saldados esos objetivos, sostuvo, ahora se requiere “un acuerdo de gobernabilidad”, más paz y una alineación a los revolucionarios moderados del continente.

“¡No aguantamos más. Cada 7 años refundamos la Argentina!”, exclamó, para avalar el primero de sus postulados. Rebuscado, antes de hablar de paz pidió no tener "miedo de hablar de represión que no es matar a nadie, sino vivir en un país donde el Estado tiene funciones indelegables", conceptos que ya había desarrollado durante una conferencia en Hardward que brindó cuando se desataron los primeros enfrentamientos en Villa Soldati.

Hasta se permitió ofrecerse de consultor: "Si no sabe el Gobierno cómo se hace, que venga como ha venido infinitas veces a hablar conmigo", propuso.

“El mundo y Argentina está sedienta de paz”, continuó. Pero, seguido, exigió “orden” y “estricto apego a la ley”. Y, dispuesto a armar sus propias analogías, destacó a Nelson Mandela y a Mahatma Ghandi como las figuras más recordadas de Sudáfrica e India por sus tareas pacifistas.

Superado el complicado entuerto ideológico, Duhalde envió señales a todos los sectores de la sociedad enfrentada con el Gobierno: el campo (con mención al pasar a las cuatro entidades del agro), los empresarios (“no hay trabajadores sin empresa, ni empresa sin trabajadores”, dijo y pidió no echar a las multinacionales sino darle créditos a las firmas locales); la iglesia (agregó una mención a todos los cultos); los medios (“la mejor ley de prensa es que no haya ley de prensa. Todos tengan liberad”) y la oposición (destacó el acuerdo de políticas cerrado el viernes por todas las fuerzas y hasta frenó a un grupo de ensenadenses que gritaba “el que no salta es radical”).

Terminó con su habitual prédica por la productividad (ni siquiera hemos usado el 40% de nuestro potencial) y, después si, entonó la marcha peronista al ritmo de los militantes. La celebración no duró mucho: el predio, repleto pero sin banderas, se vació poco después de su partida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario