jueves, 9 de diciembre de 2010

La Nación, ese espejo deformante

EL DIARIO FUNDADO POR MITRE Y SU SINGULAR COBERTURA DE LA REALIDAD NACIONAL

La Nación, ese espejo deformante


Desconociendo los numerosos avances en materia educativa, el diario llevó ayer a su título principal de tapa los resultados de un cuestionado relevamiento internacional a partir del cual buscó instalar un retroceso argentino en educación. 
 
Al leer los diarios hay que estar muy atentos y ser cautelosos con las cifras, siempre, porque necesariamente son relativas. ¿Esto quiere decir que las cifras son todas mentirosas? No, claro que no. Pero es preciso ponerlas en contexto, compararlas con otros datos, ver cómo se dan las proyecciones, hablen de lo que hablen y favorezcan a quien favorezcan. En otras palabras: puede ser engañoso –o cuanto menos, irresponsable– sacar conclusiones apresuradas de una cifra, por más cierta que esta parezca.
La semana pasada la presidenta Cristina Fernández inauguró en la provincia de San Juan la escuela número 1000 construida y terminada desde el primer día de gestión de Néstor Kirchner hasta la actualidad. Mil escuelas nuevas hay en el país desde 2003. Ahí tenemos una cifra.
En los últimos 34 años, apenas se habían inaugurado 427 colegios. Durante el gobierno de Carlos Menem se construyeron siete; y en el de Fernando de la Rúa, ninguna. Hoy, la Secretaría de Obras Públicas, dependiente del Ministerio de Planificación, lleva invertidos 1826 millones de pesos en estos 1000 establecimientos que brindan educación a más de 500 mil alumnos.
En 2003, el gasto -léase inversión– en educación representaba, consolidado entre la Nación y las provincias, el 3,64% del PBI. En 2010, ese número supera el 6%. Hace siete años, el gasto educativo fue de 14.501 millones de pesos. Este año alcanzará los 89.924 millones de pesos: un 520%  más. A la construcción de escuelas, además, se suma la entrega de 3 millones de computadoras tipo netbook y 30 millones de libros de texto y literarios para alumnos de escuelas estatales.
Y más allá de lo económico, cabe también citar el avance que en cuanto a conocimiento representó la creación de los canales Encuentro y Paka-Paka, ambos dependientes del Ministerio de Educación de la Nación.
“Desde 2003 se empezó a entender que la educación no es una variable independiente. No se puede pensar un modelo educativo sin pensar un modelo de país”, expresó en más de una oportunidad el titular de la cartera, Alberto Sileoni. Y es en este sentido que debe leerse el aumento de la inversión en educción técnica, así como también el impacto de la Asignación Universal por Hijo, que según el director general de Cultura y Educación bonaerense, Mario Oporto, permitió que 306 mil alumnos más se incorporaron al sistema educativo este año en relación con 2009.
“Las nuevas escuelas, la reparación de otras, los fuertes aumentos salariales que recibieron los maestros en todo el país y otras medidas tomadas en los últimos años mejoraron el nivel educacional del país. Pero los beneficios de esta política se verán a largo plazo, porque los resultados de un cambio como el que se está ejecutando se ven reflejados en su totalidad una década después”, dijo Sileoni en una entrevista en Página/12.
Cifras y más cifras, datos que muestran logros, de la misma forma que otros números serán capaces de exhibir las deudas. Pero no hay que tener miedo de las cifras: nada más hace falta explicarlas y ponerlas en contexto.

LA MITAD DEL VASO. “Preocupante retroceso de la Argentina en educación”, fue el principal título de tapa ayer en el diario La Nación. “Cayó 20 puntos en 10 años, según un relevamiento internacional”, agregó, y escribió en el primer párrafo de la nota que: “La Argentina es uno de los países que más retrocedieron en la última década en materia educativa, según el informe PISA 2009, un estudio internacional que evalúa a los estudiantes de 15 años en comprensión de lectura, matemática y ciencias.”
El resto del artículo se completó principalmente con declaraciones del ministro Sileoni, quien sin negar las cifras cuestionó que las pruebas realizadas “son concebidas para una realidad que no es la nuestra”, y explicó en ese sentido que el 36% de los estudiantes relevados no están en el nivel educativo requerido por el test internacional, que prevé que a los 15 años hayan cursado por lo menos diez años de escolaridad en total.
“Ese porcentaje no es un dato menor”, dijo Sileoni, y precisó que ese 36% de adolescentes que no está en el nivel esperado para su edad puede estar cursando grados de la primaria en escuelas para adultos o asistir a centros de formación profesional.
La Nación citó también al director del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), Axel Rivas, quien señaló que “las pruebas de PISA son el instrumento más serio en términos de rigurosidad metodológica y el más polémico, por sus usos abusivos para extraer conclusiones de la realidad educativa comparada de los países para medir los aprendizajes de los alumnos”. “No obstante –agregó el diario de los Mitre– Rivas destacó la situación crítica de nuestro país, si se la compara con la primera medición del año 2000, y señaló que la Argentina ‘está por debajo de países de la región que tienen condiciones sociales iguales o inferiores y tradiciones educativas con menor fortaleza histórica’. Y advirtió: ‘No deben extraerse resultados extremistas de estos diagnósticos, pero tampoco pueden ser ignorados’.”
Hay otro dato que completa la noticia, y es que  en términos absolutos el rendimiento argentino entre 2006 y 2009 ha mejorado, así como ha avanzado el resto de América Latina. “Argentina mejoró respecto de la prueba 2006. Los resultados indican que hemos aumentado 24 puntos en comprensión lectora, 10 en ciencias y otras 7 en matemáticas”, indicó Sileoni.
Dos análisis, por último, completaron la cobertura del tema en La Nación. Una, la del director del Centro de Estudios en Políticas Públicas, Gustavo Iaies, quien remarcó nuestra posibilidad como país de estar “en otro lugar”; y otra, la del Director de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, JasonBeech, quien señaló que “las evaluaciones de PISA tienen varios problemas técnicos y no deben ser interpretadas linealmente como una medición de la calidad general de los sistemas educativos. Sin embargo, sería necio no tomarlos como otro indicador de la crisis por la que atraviesa nuestro sistema educativo.”
¿Mintió La Nación? Para nada. Las cifras que difundió PISA de verdad resultan preocupantes y, como bien indicaron los especialistas, no se trata de ignorarlas. Pero instalar un “fuerte retroceso argentino en educación” a partir de un estudio cuestionado y sin poner la información en contexto reviste una deformación bastante grave
La semana pasada, cuando se inauguró la escuela número 1000, La Nación ni siquiera lo informó: habló, apenas, de “una” escuela. Pero después –claro– dicen que hacen periodismo profesional. Qué caraduras.

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