Clarín hace casting de gorilas
En la sección "Tribuna" escribe hoy el politólogo Carlos Strasser y da una clase maestra de antiperonismo. "Todo muy malo, muy peronista" dice en su análisis sobre el gobierno y lo hace desde las páginas del diario de Noble-Magnetto.
En la sección "Tribuna" escribe hoy el politólogo Carlos Strasser y da una clase maestra de antiperonismo. "Todo muy malo, muy peronista" dice en su análisis sobre el gobierno y lo hace desde las páginas del diario de Noble-Magnetto.
"¿Será el fin del ciclo kirchnerista? En un escenario muy incierto, dos piezas se perfilan con nitidez: Cristina Kirchner y Ricardo Alfonsín concentran pronósticos tentadores" destaca el artículo. Strasser es profesor de FLACSO, e Investigador Superior del CONICET y su artículo en Clarín es titulado: "Apuestas fuertes para este año en el tablero político".
"Simplemente, puede usted creer que, más allá de pros y contras, o de buenas y malas, para entonces el ciclo iniciado en el 2003 estará ya cumplido. O que es posible entrever desde ahora si a esas alturas los argentinos entraremos en otra etapa de nuestra ya bicentenaria vida política" apela el escriba. Y después se autoresponde al enumerar tres postulados.
Dice primero: "a la fecha parece, en efecto, que el kirchnerismo no da, no puede ya dar más de lo que ha dado. Si no, y tal vez, menos. Porque, primero, no se lo ve capaz de mejorar lo hecho, interesante sobre todo al comienzo; sin hablar de lo pendiente, que no es poco y comienza a explotar a la vista de la sociedad entera".
Sigue: "También porque, segundo, Él ha muerto, y Cristina sola no es capaz de imponerles a todos lo que Él les imponía, empezando por la obediencia y el miedo. La Presidenta discursea sin desmayo, procura encantar (mucho no le sale) y antes o después de unas lágrimas y pucheros se encrespa, dispone cambios, dicta órdenes y silencios, y se aísla. Él mandaba, simplemente; a ella se le van dividiendo”.
Y agrega: "porque, tercero, subsiste invariable la cara oscura del Gobierno, el estilo hecho de crispación, destrato, prepotencia, facciosidad, fantaseo setentista; la producción y multiplicación continua de conflictos y enfrentamientos, el desamor por las instituciones, y desde ahí hasta el clientelismo, la inescrupulosidad y la corrupción descaradas".
A partir de esos tres planteos Strasser empieza a destilar antiperonismo: "Todo malo y muy peronista, tan peronista como lo bueno del peronismo, los pobres saben. Pero lo malo que los otros, probablemente la mitad larga de la población, no bancan, si bien ya desde antes de Perón, y mucho más después, algunos de ellos han sabido y saben competir en fraudes y enriquecimientos. Quizás no al modo de una infantería que pisa y pasa, como a la fecha, pero también".
Después comienza a desestimar los logros de la etapa iniciada en 2003: "El kirchnerismo tuvo el viento externo a favor más fuerte y sostenido de toda nuestra historia y así pudo y quiso repartir (lo cual no es moco ‘ e pavo, otros no quieren) y repartió y redistribuyó parte del dinero que estos años llenó las arcas nacionales; también despilfarró a destajo, como si no existieran prioridades ni demasiadas urgencias. Se ha señalado que en medio de la abundancia, y excepto por la “asignación universal” y otras sensibilidades sociales o el aporte a la investigación científica, dejó de financiar mucho de lo que se necesita en el país para vivir todos mejor y de invertir para crecer sostenidamente. Más infraestructura, más empleo, salud, educación, vivienda, seguridad, transporte, en general mejores servicios, mejor Estado: una suma de deudas, se le nota".
Y para completar esta dosis de alto impacto, Strasser concluye con el escalofriante uso del verbo 'atacar': "los argentinos pobres de toda pobreza son, siguen siendo millones. Millones. A cambio, consumismo tipo fiesta, amigos millonarios, toma y daca sin tregua, anuncios y publicidad mentirosos, desfachatados, el descontrol de fondos y bienes públicos para beneficio de funcionarios y privados fieles. Así fue cómo a diciembre de 2010 los miserables e indigentes atacaban, desesperados. ¿Los movilizan? Seguro, pero no se exagere; básicamente, no dan más y atacan".
La apuesta por Alfonsín
"Que se acabe el ciclo dependerá empero fundamentalmente de cuál oposición se formalice (...) estos días parece que una corriente, un candidato, va al fin asomando más firmemente. Lo confirman las últimas encuestas confiables: Ricardo Alfonsín" analiza Strasser.
"Quizás -dice- porque va dejándose conocer mejor, porque lo ven sincero y creíble, porque reconoce como pocos de sus colegas los logros del Gobierno mientras apunta a lo deficitario y hasta horroroso de su gestión, y porque a estas alturas -no creo ser apresurado, apelo a mi oficio y veteranía- parece “cantado” que derrotará cómodamente a Julio Cobos y a Ernesto Sanz en la UCR, el segundo partido nacional en importancia, que además viene en una recuperación fuerte".
Y así finaliza: "me parece, será Kirchner, Cristina, y Alfonsín, Ricardo; nadie más mide, ni llega (motivo, el desprestigio de cada uno). Y eso, si Cristina no declina antes y entra Scioli. De todos modos, vaticinaría que Alfonsín le ganará “otra vez” al peronismo. Creo. Como creo posible, también, que después de demasiadas décadas de triste e interminable deterioro, en este país nuestro tengamos de nuevo, como hace mucho tiempo, un período de ventura generosa. Si el viento sigue de cola, como dicen los economistas, y Dios continúa argentino, pero no siempre peronista".
"¿Será el fin del ciclo kirchnerista? En un escenario muy incierto, dos piezas se perfilan con nitidez: Cristina Kirchner y Ricardo Alfonsín concentran pronósticos tentadores" destaca el artículo. Strasser es profesor de FLACSO, e Investigador Superior del CONICET y su artículo en Clarín es titulado: "Apuestas fuertes para este año en el tablero político".
"Simplemente, puede usted creer que, más allá de pros y contras, o de buenas y malas, para entonces el ciclo iniciado en el 2003 estará ya cumplido. O que es posible entrever desde ahora si a esas alturas los argentinos entraremos en otra etapa de nuestra ya bicentenaria vida política" apela el escriba. Y después se autoresponde al enumerar tres postulados.
Dice primero: "a la fecha parece, en efecto, que el kirchnerismo no da, no puede ya dar más de lo que ha dado. Si no, y tal vez, menos. Porque, primero, no se lo ve capaz de mejorar lo hecho, interesante sobre todo al comienzo; sin hablar de lo pendiente, que no es poco y comienza a explotar a la vista de la sociedad entera".
Sigue: "También porque, segundo, Él ha muerto, y Cristina sola no es capaz de imponerles a todos lo que Él les imponía, empezando por la obediencia y el miedo. La Presidenta discursea sin desmayo, procura encantar (mucho no le sale) y antes o después de unas lágrimas y pucheros se encrespa, dispone cambios, dicta órdenes y silencios, y se aísla. Él mandaba, simplemente; a ella se le van dividiendo”.
Y agrega: "porque, tercero, subsiste invariable la cara oscura del Gobierno, el estilo hecho de crispación, destrato, prepotencia, facciosidad, fantaseo setentista; la producción y multiplicación continua de conflictos y enfrentamientos, el desamor por las instituciones, y desde ahí hasta el clientelismo, la inescrupulosidad y la corrupción descaradas".
A partir de esos tres planteos Strasser empieza a destilar antiperonismo: "Todo malo y muy peronista, tan peronista como lo bueno del peronismo, los pobres saben. Pero lo malo que los otros, probablemente la mitad larga de la población, no bancan, si bien ya desde antes de Perón, y mucho más después, algunos de ellos han sabido y saben competir en fraudes y enriquecimientos. Quizás no al modo de una infantería que pisa y pasa, como a la fecha, pero también".
Después comienza a desestimar los logros de la etapa iniciada en 2003: "El kirchnerismo tuvo el viento externo a favor más fuerte y sostenido de toda nuestra historia y así pudo y quiso repartir (lo cual no es moco ‘ e pavo, otros no quieren) y repartió y redistribuyó parte del dinero que estos años llenó las arcas nacionales; también despilfarró a destajo, como si no existieran prioridades ni demasiadas urgencias. Se ha señalado que en medio de la abundancia, y excepto por la “asignación universal” y otras sensibilidades sociales o el aporte a la investigación científica, dejó de financiar mucho de lo que se necesita en el país para vivir todos mejor y de invertir para crecer sostenidamente. Más infraestructura, más empleo, salud, educación, vivienda, seguridad, transporte, en general mejores servicios, mejor Estado: una suma de deudas, se le nota".
Y para completar esta dosis de alto impacto, Strasser concluye con el escalofriante uso del verbo 'atacar': "los argentinos pobres de toda pobreza son, siguen siendo millones. Millones. A cambio, consumismo tipo fiesta, amigos millonarios, toma y daca sin tregua, anuncios y publicidad mentirosos, desfachatados, el descontrol de fondos y bienes públicos para beneficio de funcionarios y privados fieles. Así fue cómo a diciembre de 2010 los miserables e indigentes atacaban, desesperados. ¿Los movilizan? Seguro, pero no se exagere; básicamente, no dan más y atacan".
La apuesta por Alfonsín
"Que se acabe el ciclo dependerá empero fundamentalmente de cuál oposición se formalice (...) estos días parece que una corriente, un candidato, va al fin asomando más firmemente. Lo confirman las últimas encuestas confiables: Ricardo Alfonsín" analiza Strasser.
"Quizás -dice- porque va dejándose conocer mejor, porque lo ven sincero y creíble, porque reconoce como pocos de sus colegas los logros del Gobierno mientras apunta a lo deficitario y hasta horroroso de su gestión, y porque a estas alturas -no creo ser apresurado, apelo a mi oficio y veteranía- parece “cantado” que derrotará cómodamente a Julio Cobos y a Ernesto Sanz en la UCR, el segundo partido nacional en importancia, que además viene en una recuperación fuerte".
Y así finaliza: "me parece, será Kirchner, Cristina, y Alfonsín, Ricardo; nadie más mide, ni llega (motivo, el desprestigio de cada uno). Y eso, si Cristina no declina antes y entra Scioli. De todos modos, vaticinaría que Alfonsín le ganará “otra vez” al peronismo. Creo. Como creo posible, también, que después de demasiadas décadas de triste e interminable deterioro, en este país nuestro tengamos de nuevo, como hace mucho tiempo, un período de ventura generosa. Si el viento sigue de cola, como dicen los economistas, y Dios continúa argentino, pero no siempre peronista".
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