Las pautas del periodismo independiente
¡Felicitaciones, Alfredo Leuco! La revista del ejemplar Fontevecchia acaba de nombrarlo el mejor periodista del año. (Dios es grande y le permitió disfrutar el reconocimiento con vida, salvado de la metralleta locamente enamorada de Lucas Carrasco). Por Carlos Barragán.
¡Vergüenza y deshonra para ustedes: Víctor Hugo Morales y Orlando Barone! Esa intachable publicación los destaca como los más peores periodistas. Y sobre el pucho la nota de Pablo Sirvén -que injustamente sin premio de noticias- denuncia la siniestra operatoria kirchnerista que pone pauta para bancar a los periodistas corruptos. Sirvén para demostrar su punto con convicción cita lo siguiente "la propaganda -escribe la periodista María O'donnell en su libro propaganda k (planeta, 2007)- no persigue la verdad ni busca informar: su objetivo es influir, disuadir, moldear un pensamiento." deliciosa declaración de principios por el absurdo.
Esta misma mañana escuchaba a María O´donnell definir a 678 como propaganda oficial. No sé cuántas veces escuché lo mismo de otros periodistas, pero me molesta más cuando se trata de personas inteligentes por quienes guardo cariño. Supongo que me molesta más por su inteligencia que por mi cariño. Aunque el descariño recibido también mortifica un poco.
Las armas secretas
Decir que 678 es propaganda oficial demuestra una gran desaprensión y desprecio por la diversidad democrática que tanto les llena la boca a los periodistas independientes. Es sostener que hay una masa idiota que recibe un mensaje elucubrado por genios maliciosos dedicados a inyectar ideas perversas en cabezas huecas. Quien habla de propanga ni siquiera sospecha que 678 representa el pensamiento (o si quieren: la misma imbecilidad) de millones de ciudadanos que están hartos de escuchar a la vieja corporación periodística repitiendo, aunque sea por casualidad, las mismas ideas de las empresas que los auspician. Y entonces “influir, disuadir, moldear pensamiento” supongo que será el imperativo moral de los periodistas independientes que con entrega republicana intentarán salvar a los imbéciles de las garras de la propaganda oficial. Me pregunto qué piensa María O´donnell cuando lee un editorial de Kirschbaum o Blank. Pensará que eso no es propaganda –claro que no- y que sólo se trata de periodistas independientes defendiendo con independencia los intereses políticos de la empresa que les paga el sueldo para que hagan periodismo independiente. Obvio: como en clarín podés ser independiente no podés evitar defender a clarín por el amor y el agradecimiento inmenso que su desinteresada generosidad te provoca.
Bestiario
Para el periodista independiente recibir dinero de empresas privadas es el non plus ultra de la libertad de conciencia. Sin importar cómo hacen ese dinero, ni a dónde se lo llevan, ni para qué lo usan, ni por qué se lo dan a él, ni de qué forma esas empresas explotan o no, arruinan el planeta o no, corrompen o no, joden a la economía nacional o no, etc. Lo importante es que se trata de empresas privadas. Aunque a veces ni siquiera porque puede tratarse de un sindicato de peones dedicado a colaborar con cerealeras que los esclavizan para generarse ganancias que serán parte de la pauta “no oficial” en el programa del periodista independiente.
Empresas cerealeras que evaden por millones al fisco pondrán pauta en el programa del periodista independiente para que tenga la libertad de criticar al gobierno por cómo utiliza los recursos del estado mientras que sus auspiciantes lo estafan.
Ocupaciones raras
Cito la cita: "la propaganda -escribe la periodista María O'donnell en su libro propaganda k (planeta, 2007)- no persigue la verdad ni busca informar: su objetivo es influir, disuadir, moldear un pensamiento." perseguir la verdad y buscar informar son labores extenuantes para el periodista independiente. No así para mí que sólo busco descubrir mentiras y molestar a los que desinforman. Y creo que lo puedo hacer gracias a la decisión del gobierno de tener un programa como 678 en el canal público. Porque a ningún periodista independiente se le ocurrió todavía ponerse a “buscar la verdad” ahí donde están la guita y los intereses de las corporaciones que han manejado la economía del país gracias a que controlaban los medios de comunicación.
“buscar la verdad” es a esta altura una construcción seudopoética como “amar la vida” o “querer un mundo mejor”. La verdad, al menos por lo que se puede ver en estos tiempos, es que hay dos periodismos: el que detesta a este gobierno, y el que lo apoya, mucho o moderadamente. ¿de qué verdad podemos hablar cuando Víctor Hugo morales es para la revista de mayor tirada del país el peor periodista de la argentina? (lo dejo afuera a Barone, para que no digan que él y yo somos una corporación). Semejante idiotez es una declaración desesperada. Una desnudez brutal, pero absolutamente didáctica sobre la realidad política y mediática. Creo que por fin Fontevecchia nos informó algo interesante.
Manual de instrucciones
¿Cómo tener conforme al periodista independiente? Haciendo que en canal 7 y en canal 9 tengan sus programas periodísticos Pablo Sirvén, Van Der Kooy, Grondona, Lanata, Aguinis, Tenembaum, O´donnell, Majul, Pagni, Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, etc... Y que 678, Duro de domar, TVR y bajada de línea vean si los contratan en el trece, telefé o américa. Como eso difícilmente ocurra, el periodismo independiente volverá a monopolizar la información y la verdad. Pero como la verdad es buena, el monopolio de la verdad será el remedio definitivo a tanta iniquidad kirhnerista.
Y lo mismo para los medios gráficos, que Anguita se deje de joder y vea si clarín o la nación lo contratan para escribir sus notas. Será difícil que Anguita trabaje ahí, pero será bueno para los buscadores de la verdad que los Anguitas dejen de tener tanto espacio para sus ideas “demasiado políticas”, señora.
Nicaragua, tan violentamente dulce
(el título no tiene que ver con nada, pero ya que me agarró por Cortázar no me quería perder de usarlo)
La hipocresía del periodista independiente sostiene que hay libertad en los medios privados. Niega a sabiendas que cada medio nació como una expresión política. (¡si hasta clarín era desarrollista!) Y niega, quizá “a ignorendas”, que toda actividad periodística es una expresión ideológica. Y lo más perverso de su discurso es que propone como paradigma de su pretendida apolítica búsqueda de la verdad que esa actividad debe estar patrocinada por empresas privadas. Lo divertido es que 678 tiene mucha publicidad de ese tipo, y sin embargo para el periodista independiente seguimos siendo una maldita y sucia propaganda oficial.
No hay caso. Sólo el periodista independiente puede cobrar dinero y seguir siendo un alma pura en medio de tanto oficialismo.
Por lo pronto tendré que hacerme faquir para seguir diciendo lo que pienso sin que me acusen de chorro.
Esta misma mañana escuchaba a María O´donnell definir a 678 como propaganda oficial. No sé cuántas veces escuché lo mismo de otros periodistas, pero me molesta más cuando se trata de personas inteligentes por quienes guardo cariño. Supongo que me molesta más por su inteligencia que por mi cariño. Aunque el descariño recibido también mortifica un poco.
Las armas secretas
Decir que 678 es propaganda oficial demuestra una gran desaprensión y desprecio por la diversidad democrática que tanto les llena la boca a los periodistas independientes. Es sostener que hay una masa idiota que recibe un mensaje elucubrado por genios maliciosos dedicados a inyectar ideas perversas en cabezas huecas. Quien habla de propanga ni siquiera sospecha que 678 representa el pensamiento (o si quieren: la misma imbecilidad) de millones de ciudadanos que están hartos de escuchar a la vieja corporación periodística repitiendo, aunque sea por casualidad, las mismas ideas de las empresas que los auspician. Y entonces “influir, disuadir, moldear pensamiento” supongo que será el imperativo moral de los periodistas independientes que con entrega republicana intentarán salvar a los imbéciles de las garras de la propaganda oficial. Me pregunto qué piensa María O´donnell cuando lee un editorial de Kirschbaum o Blank. Pensará que eso no es propaganda –claro que no- y que sólo se trata de periodistas independientes defendiendo con independencia los intereses políticos de la empresa que les paga el sueldo para que hagan periodismo independiente. Obvio: como en clarín podés ser independiente no podés evitar defender a clarín por el amor y el agradecimiento inmenso que su desinteresada generosidad te provoca.
Bestiario
Para el periodista independiente recibir dinero de empresas privadas es el non plus ultra de la libertad de conciencia. Sin importar cómo hacen ese dinero, ni a dónde se lo llevan, ni para qué lo usan, ni por qué se lo dan a él, ni de qué forma esas empresas explotan o no, arruinan el planeta o no, corrompen o no, joden a la economía nacional o no, etc. Lo importante es que se trata de empresas privadas. Aunque a veces ni siquiera porque puede tratarse de un sindicato de peones dedicado a colaborar con cerealeras que los esclavizan para generarse ganancias que serán parte de la pauta “no oficial” en el programa del periodista independiente.
Empresas cerealeras que evaden por millones al fisco pondrán pauta en el programa del periodista independiente para que tenga la libertad de criticar al gobierno por cómo utiliza los recursos del estado mientras que sus auspiciantes lo estafan.
Ocupaciones raras
Cito la cita: "la propaganda -escribe la periodista María O'donnell en su libro propaganda k (planeta, 2007)- no persigue la verdad ni busca informar: su objetivo es influir, disuadir, moldear un pensamiento." perseguir la verdad y buscar informar son labores extenuantes para el periodista independiente. No así para mí que sólo busco descubrir mentiras y molestar a los que desinforman. Y creo que lo puedo hacer gracias a la decisión del gobierno de tener un programa como 678 en el canal público. Porque a ningún periodista independiente se le ocurrió todavía ponerse a “buscar la verdad” ahí donde están la guita y los intereses de las corporaciones que han manejado la economía del país gracias a que controlaban los medios de comunicación.
“buscar la verdad” es a esta altura una construcción seudopoética como “amar la vida” o “querer un mundo mejor”. La verdad, al menos por lo que se puede ver en estos tiempos, es que hay dos periodismos: el que detesta a este gobierno, y el que lo apoya, mucho o moderadamente. ¿de qué verdad podemos hablar cuando Víctor Hugo morales es para la revista de mayor tirada del país el peor periodista de la argentina? (lo dejo afuera a Barone, para que no digan que él y yo somos una corporación). Semejante idiotez es una declaración desesperada. Una desnudez brutal, pero absolutamente didáctica sobre la realidad política y mediática. Creo que por fin Fontevecchia nos informó algo interesante.
Manual de instrucciones
¿Cómo tener conforme al periodista independiente? Haciendo que en canal 7 y en canal 9 tengan sus programas periodísticos Pablo Sirvén, Van Der Kooy, Grondona, Lanata, Aguinis, Tenembaum, O´donnell, Majul, Pagni, Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, etc... Y que 678, Duro de domar, TVR y bajada de línea vean si los contratan en el trece, telefé o américa. Como eso difícilmente ocurra, el periodismo independiente volverá a monopolizar la información y la verdad. Pero como la verdad es buena, el monopolio de la verdad será el remedio definitivo a tanta iniquidad kirhnerista.
Y lo mismo para los medios gráficos, que Anguita se deje de joder y vea si clarín o la nación lo contratan para escribir sus notas. Será difícil que Anguita trabaje ahí, pero será bueno para los buscadores de la verdad que los Anguitas dejen de tener tanto espacio para sus ideas “demasiado políticas”, señora.
Nicaragua, tan violentamente dulce
(el título no tiene que ver con nada, pero ya que me agarró por Cortázar no me quería perder de usarlo)
La hipocresía del periodista independiente sostiene que hay libertad en los medios privados. Niega a sabiendas que cada medio nació como una expresión política. (¡si hasta clarín era desarrollista!) Y niega, quizá “a ignorendas”, que toda actividad periodística es una expresión ideológica. Y lo más perverso de su discurso es que propone como paradigma de su pretendida apolítica búsqueda de la verdad que esa actividad debe estar patrocinada por empresas privadas. Lo divertido es que 678 tiene mucha publicidad de ese tipo, y sin embargo para el periodista independiente seguimos siendo una maldita y sucia propaganda oficial.
No hay caso. Sólo el periodista independiente puede cobrar dinero y seguir siendo un alma pura en medio de tanto oficialismo.
Por lo pronto tendré que hacerme faquir para seguir diciendo lo que pienso sin que me acusen de chorro.
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