Prácticas históricas del diario Clarín (I)(nota publicada el 21/11/2010)
Roberto
Noble, el vocero del poder militar ilegal en tiempos de Frondizi
Las prácticas del terrorismo de Estado no comenzaron
en 1976, sino en el año 1955. La actividad de los Noble y el diario Clarín,
asociada con los militares y el terror, tampoco comenzó con Videla y Papel
Prensa, sino que se remonta también al golpe del '55.
En esta nota, comenzamos mostrar la indignidad de la
conducta permanente e ignominiosa del Grupo Clarín, con un gravísimo episodio
de la década de 1960.
El 6 de junio de 1960, el ministro del Interior
Alfredo Vítolo envía este Memorando urgente al presidente Frondizi, que se
conserva en el Archivo de este último, actualmente fondo de la Biblioteca
Nacional:
"Señor Presidente:
Hace alrededor de media hora me llamó el Dr. Noble.
Pensaba hablar con Vd. para pedirle que en algún
momento conversaran; no obstante, dada la premura de los acontecimientos, me
encargó que con la mayor urgencia le trasmitiera su opinión sobre la actual
situación:
Me dijo textualmente: "Dígale al presidente que,
como gran amigo que es, soy de opinión que debe intervenir Córdoba con la media
sanción de la ley por parte de Senadores" (subrayado en el original).
Le contesté: "No conozco ningún precedente."
Me volvió a repetir: Hay momentos históricos en que los precedentes deben
crearse. El Senado representa a las Provincias, y ahí ya obtuvo los dos
tercios. En Diputados va a ver demora por el pase a Comisión y existiría el
peligro de que no salga. EL PRESIDENTE DEBE VIAJAR A EUROPA EL LUNES Y A ESA
FECHA CORDOBA DEBE ESTAR INTERVENIDA. (subrayado, idem).
Me reiteró que se lo trasmitiera urgente. Que si Vd.
adoptaba esa posición, él con su diario, se encargaba de la opinión pública
general y lo apoyaría en todos los órdenes. Pero que lo haga.
El carácter de este mensaje ha sido la causa de mi
insistencia en que se lo hiciesen llegar en el acto."
En pocas palabras: Roberto Noble instaba al
presidente de la Nación a violar groseramente la Constitución Nacional, sin la
pertinente Ley de Intervención Federal a la provincia de Córdoba, aprobada por
ambas Cámaras del Congreso Nacional, y como "pago" de su
obligante consejo imperativo, le aseguraba la manipulación de la opinión
pública y el apoyo del diario Clarín de allí en más.
El mensaje mafioso, por cierto que no era una
ocurrencia personal de Noble, ya que formaba parte de la política destituyente
del gobierno civil, ligada a los peores sectores del golpismo terrorista de
1955 en adelante.
Hagamos un poco de memoria histórica:
El 16 de febrero de 1960 visitaban Córdoba el ministro
de Economía Álvaro Alsogaray y el secretario de Guerra, general Rodolfo
Larcher. Ese mismo día explotaban los depósitos de nafta que la empresa
estadounidense Shell-Mex tenía en barrio San Fernando, en cercanías del ramal
ferroviario tendido hacia Malagueño. La cifra de muertos fue de 15 personas y
hubo una veintena de heridos. La conmoción nacional fue muy grande. Toda la
prensa lo calificó como "un atentado terrorista". Nunca se probó
siquiera que fuera un atentado y no un accidente técnico. Finalmente, los que
estuvieron presos por el hecho, tras 19 meses de torturas y de encierro, fueron
sobreseídos y no hubo ninguna persona condenada por su eventual autoría.
Frente a "la voladura de la Shell-Mex", el
Ejército tomó las riendas del caso por encima de los poderes
constitucionales de la República. Fue el prefacio de la caída del gobernador
electo en 1958, Arturo Zanichelli -de la Unión Cívica Radical Intransigente- y
de la intervención federal a los tres poderes de la provincia.
Ya por entonces, el presidente Arturo Frondizi
mostraba una abierta claudicación de los principios republicanos y cedía a las
presiones de los cotidianos planteos militares, autorizándoles la
represión a civiles en virtud del Plan Conmoción Interna del Estado (Conintes).
En virtud de del Plan Conintes y frente al suceso de
Córdoba, se creó un Consejo de Guerra Especial y se puso en vigencia la
"pena de muerte" y el establecimiento de "zonas militares",
justificadas para "tiempos de guerra". El Consejo era presidido por
el siniestro coronel Juan Carlos Sánchez, quien diez años después, ascendido a
general, sembró de terror y muerte el II Cuerpo de Ejército en la dictadura de
Lanusse, hasta que murió en un atentado guerrillero en 1972, en Rosario.
Integraba también el Consejo de Guerra, el entonces capitán José Antonio
Vaquero, quien posteriormente llegaría a general, siendo uno de los
jefes más feroces del Estado Terrorista a partir de 1976.
Paralelamente, los militares detuvieron a los máximos
dirigentes del peronismo cordobés, entre ellos, Raúl Bercovich Rodríguez,
Armando Andruet y Julio Antún; también se allanó el domicilio del ex gobernador
radical Santiago del Castillo. Asimismo, se detuvo a numerosos dirigentes
sindicales que nada tenían que ver con el presunto atentado.
En 1958, el coronel Juan Carlos Sánchez había acusado
a Zanichelli -en un informe presentado al Comando en Jefe del Ejército- de
"promover la formación de milicias civiles adictas, integradas por
peronistas e izquierdistas". En marzo de 1959, un informe de la
inteligencia militar que el comandante en jefe del Ejército entregó al
presidente Arturo Frondizi -conocido como Informe Conintes o Informe Landa-,
reiteraba la acusación.
Por ello, los partidarios del gobernador de Córdoba
tenían otra hipótesis sobre la voladura de la Shell: era una operación
militar destinada a derribar a Zanichelli. Al respecto, el diputado
provincial Héctor González advertía en una sesión legislativa de entonces:
"Los servicios de información secreta del Ejército, el famoso Side y otros
más (...) se han convertido en organismos judiciales y fiscales al margen de la
Constitución, y entran en el terreno político. Aceptar que los informes
de organismos del Ejército puedan servir para enjuiciar a un gobierno civil
sería dar validez a lo que podríamos llamar nuevo tipo de golpe de Estado."
El 12 de mayo de 1960, el comunicado número tres del
Comando en Jefe del Ejército, firmado por Federico Toranzo Montero -ampliamente
difundido por los medios-, no sólo acusaba a Zanichelli de complicidad, sino
que lo responsabilizaba de "organizar y armar grupos terroristas".
El conservador Partido Demócrata y el Partido Cívico Independiente (que
respondía a Alsogaray) también responsabilizaron al propio gobernador en
sintonía con la acusación militar.
El entonces juez de Instrucción Héctor A. Gilly ordenó
la detención de los presuntos autores, y los imputó por asociación ilícita.
Estos ocho imputados eran militantes de la inorgánica
"resistencia peronista", entre ellos el "Coco"
Pedrotti, un conocido activista del nacionalismo peronista al que le
imputaban la jefatura del grupo. El 22 de abril de 1960, el coronel Sánchez
solicitó por nota al juez Gilly la entrega de los detenidos, sin aclarar por
cuánto tiempo ni dónde los alojaría. Así, este rechazó el requerimiento
afirmando que en tales condiciones "la negativa es, pues,
inevitable". Sánchez, no admitió la "insolente" respuesta del
juez de la constitución, y dos días después, envió los comandos de la Escuela
de Tropas Aerotransportadas, al mando del mayor Manuel H. Pomar, a la Cárcel de
Encausados y los sustrajo por la fuerza. (Pomar, con el grado de capitán, a los
27 años había participado en los combates librados en Córdoba durante la
Revolución Libertadora, y luego con su tropa de élite, conocida como "los
perros de Pomar" se dedicó a allanar casas de militantes peronistas,
detenerlos ilegalmente y someterlos a todo tipo de vejámenes. Se retiró como
general de Brigada, pero fue convocado luego, por el Estado Terrorista en 1981
y se desempeñó como director de Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF).
De inmediato, el juez de Instrucción puso
en conocimiento del hecho al Tribunal Superior de Justicia, presidido por
Antonio de la Rúa (padre de Fernando de la Rúa). El máximo tribunal emitió,
entonces, una histórica acordada el 26 de abril de 1960, mediante la cual
respaldó en forma categórica la jurisdicción del juez civil para entender en la
cuestión de las actividades subversivas, no obstante la vigencia del Decreto
2639/60, del Poder Ejecutivo Nacional, que se la confería a las autoridades
militares, por el plan Conintes. Entre otras cosas, sostuvo el Tribunal
Superior: "Que durante la vigencia del estado de sitio el gobierno federal
no puede interferir por sí o por intermedio de autoridad que le esté
subordinada, el normal ejercicio del Poder Judicial de la provincia que en el
presente caso, el ejercicio legítimo de la jurisdicción de un juez local ha
sido interferido por la autoridad militar. Que el acto cumplido implica
prácticamente el más terminante arrogamiento de jurisdicción y el total desconocimiento
de la del juez de la provincia al margen del debido procedimiento legal, con la
consecuencia inadmisible de la más drástica intervención militar en la vida
civil local (...) que a este Tribunal le corresponde velar por los fueros de la
jurisdicción local y promover su defensa por la vía constitucional." El
integrante del Tribunal Superior, Esteban Gorriti, pronunció la frase más
contundente: "Sólo una mente trasnochada pudo haber creído que en estos
tribunales encontraría furrieles en lugar de magistrados." Remitida de
urgencia la causa a la Corte Suprema, esta dio la razón al Tribunal Superior el
29 de abril y ordenó al juez militar la restitución de los detenidos al juez
civil, dentro del plazo de tres días.
Frondizi, para congraciarse con el poder militar,
intervino las cárceles del Servicio Penitenciario Nacional y se las entregó a
las FF AA (al conocido represor Toranzo Montero). A partir de allí,
los presos políticos en Córdoba eran "prestados" al Consejo de
Guerra Permanente que funcionaba en la calle 27 de abril esquina Mariano
Moreno, donde eran torturados y sometidos a continuos interrogatorios para que
"confesaran".
Los militares no se conformaron con ello, inflamados
sus ánimos por la
desautorización infligida por el sistema judicial, la
Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas exigió al presidente Arturo
Frondizi la intervención federal a los tres poderes de la provincia de Córdoba,
aduciendo que el gobierno de Arturo Zanichelli era incapaz de enfrentar la
amenaza terrorista, por las buenas relaciones que mantenía con la proscripta
dirigencia peronista. Frente al peligro cierto de ser él mismo derrocado en
caso de no acceder, Frondizi cedió, una vez más, a la presión militar y envió al
Congreso el proyecto de ley de intervención contra su amigo Zanichelli, el que
aprobado por el Senado, era resistido por parte de los diputados oficialistas,
sospechando los conspiradores cívico-militares -entre ellos Roberto Noble- que
en esa resistencia podía estar la propia mano de Frondizi.
Es allí que se produce el chantaje gansteril del
director del diario Clarín, obligando al presidente de la República a ceder a
la exigencia militar: la intervención federal a Córdoba fue aprobada de
inmediato, tras un áspero debate en la Cámara de Diputados. Apenas nueve días
después de la carta de Noble, asumía la intervención provincial un hombre del
establishment: Juan Francisco de Larrechea, ligado a Álvaro Alsogaray. (Luego
de realizar la tarea sucia de la intervención, Larrechea fue premiado con la
presidencia del Banco Industrial de la República Argentina).
Si los presos por el "atentado", hubieran
conocido el papel jugado por la prensa canalla bajo la batuta de Roberto Noble,
hubieran entendido las palabras del juez de instrucción Héctor Gilly,
cuando aquellos le expresaron que querían ir de inmediato a juicio oral:
"no podemos llevarlos a juicio, porque la gente vendrá a ver un juicio
instalado por los medios y el mismo no estará referido al hecho publicitado"
(sic).
Veinte meses después, sería depuesto el propio
presidente Frondizi. Ya ese día Clarín lo había abandonado a su suerte.
PRÁCTICAS HISTÓRICAS DEL DIARIO CLARÍN (II) (nota publicada el 12/12/2010)
Roberto
Noble: golpismo, fascismo y corrupción
El 28 de agosto de 1945 aparecía en la Argentina un
nuevo diario, el primero que adoptaba el formato tabloid. Lo dirigía Roberto
Noble y se llamó Clarín. Existen fundadas sospechas de que se financió con
aportes de las empresas alemanas -cuya expropiación fuera dispuesta por el
gobierno de Farrell tras la tardía declaración de guerra al Eje nazi-fascista-
y por la Embajada del Tercer Reich en nuestro país. No sería improbable, dada
la ideología que por ese entonces hacía gala Noble, y la indignación pública
que mostró ante la medida, calificándola de "acto lastimoso",
defendiendo la neutralidad en afiches callejeros y solicitadas (Manifiesto de
Afirmación Argentina). Tampoco cabe descartar que el nombre fuese un homenaje
al pasquín nazi llamado Clarinada (1937-1945), clausurado por el gobierno meses
antes, como también se ha sostenido.
Roberto J. Noble no era un desconocido, pero tampoco
era periodista profesional. No le faltaba olfato político, ya que desde su
juventud había demostrado ser un verdadero camaleón ideológico que
cambiaba "de colores según la estación" política.
El director del nuevo diario se había iniciado, en
1927, en el Partido Socialista, y a poco de andar demostró su audacia: como lo
señalara Luis A. Sciutto (Diego Lucero) en la biografía por encargo publicada
en 1979, había participado activamente en el golpe de Uriburu del 6 de
septiembre y fue "uno de los seis únicos civiles de la primera línea en
aquellos actos determinantes del derrocamiento de Hipólito Yrigoyen".
Pronto se abrió del Partido Socialista, con la escisión que encabezaron Antonio
Di Tomaso y Federico Pinedo (actores relevantes de la Década Infame como
ministros de Agricultura y de Hacienda de Agustín P. Justo). De la mano de
Pinedo y Di Tomaso, Noble hizo profesión de fe ultraliberal y, como todo
converso, no se privó de ningún gesto para hacer creíble su acto de fe. Fue
elegido diputado nacional en 1932, como parte de la Concordancia a expensas de
la proscripción del radicalismo yrigoyenista, y no vaciló, al año siguiente, en
ratificar legislativamente el pacto Roca-Runciman (Ley 11.693), el mayor
tratado histórico de prosternación de la Argentina ante el Imperio Británico.
De este tratado vergonzoso, sólo la oligarquía ganadera exportadora de carne
enfriada fue la gran beneficiada.
Cuando en 1936 el gobernador Manuel Fresco le ofrece a
Noble hacerse cargo del Ministerio de Gobierno de la provincia de Buenos Aires,
este lo acepta de inmediato. Ya ha dejado atrás su declamado liberalismo y
adoptado sin hesitar la ideología nazifascista como miembro de la agrupación
Afirmación Argentina. Al igual que su ahora jefe, cuelga la foto de Mussolini
en su despacho y escribe, entre otros gestos de adhesión, una carta pública
expresando su admiración por el Duce. Decía Noble: " Mussolini es el
modelo viviente del moderno hombre de Estado, y en lo que al genio de su raza
se refiere, constituye una expresión y egregia de la excepcional capacidad que
el pueblo italiano ha demostrado en todos los tiempos de producir ejemplares
humanos dotados de amplitud universal, de fantasía creadora y temperamento
ejecutivo, síntesis que justifica por sí misma la existencia de la especie y la
encumbra como portadora de lo supremos valores morales y espirituales en el
mundo (...) Los argentinos nos regocijamos con alegría de hermanos, por la
gloria de Italia y de Mussolini."
Apenas asumió el cargo, designó como uno de sus más
inmediatos colaboradores a Carlos Suárez Pinto, otro converso que había
incursionado en el progresismo (firmó el Manifiesto Liminar de la Reforma
Universitaria del '18). Noble lo designa subjefe de la policía provincial.
Ambos se encargaron de cerrar con saña y violencia, en el ámbito de la
provincia de Buenos Aires, las escuelas obreras judías, las Arbeter Shuln, que
tan importante tarea educativa realizaban entre los sectores más pobres de los
inmigrantes de esa colectividad, que se encontraban principalmente en La Plata,
Zárate, Campana y Valentín Alsina. Luis Alberto Murray, otro biógrafo por
encargo de la Fundación Noble, trata de justificar esta pirueta ideológica y lo
compara con Leopoldo Lugones (cuyos inicios socialistas no le impidieron
proclamar "La Hora de la Espada", y embarcarse con las camisas
pardas). Su consejero y diario contertulio fue Alberto Barceló: el mafioso caudillo
de Avellaneda que durante tres décadas controló los negocios sucios, el juego
clandestino y la prostitución.
El nazismo y antisemitismo de Noble no era objeto de
ocultamiento: el 10 de abril de 1939, al realizarse un gigantesco acto en el
Luna Park de adhesión al Tercer Reich, con gran despliegue de banderas con la
cruz esvástica y abundantes cánticos contra los judíos, los comunistas y la
francomasonería, contó con la presencia del gobernador Manuel Fresco,
acompañado por su ministro de gobierno, Roberto J. Noble, como bien ha
recordado Herman Schiller.
Ese mismo año dejó su cargo por presión del gobierno
de Roberto Ortiz. Ninguno de los ministros de Fresco -ni este mismo, por
supuesto- se retiraron pobres de la función pública. Noble montó un establecimiento
ganadero "modelo" en Lincoln, que llamó Estancia Santa María.
Tras unos pocos años de ostracismo político, Noble
funda Clarín y designa a Suárez Pint como secretario de redacción del diario.
En el período de 1946 a 1951, si bien el matutino había cobrado cierto vuelo,
no fueron años en que se destacara excepcionalmente. Había apostado mal,
haciendo campaña a favor de la Unión Democrática, apoyando la fórmula
Tamborini-Mosca contra Perón. Para el camaleónico director de Clarín, no
importaba la ideología de aquella: se podía estar con el eje Berlín-Roma y
jugar con Braden, el embajador de los EE UU. Es que en la lista de la coalición
antiperonista iba de candidato a diputado su hermano Julio, ya casado con una
Mitre, y eso era una pieza clave para sus intereses económicos y periodísticos.
No sólo por eso Evita detestaba a Noble, mencionándolo
con epítetos tales como "pituco" y "pervertido", ya que
consideraba que no había sido ajeno al "escándalo de los cadetes del
Colegio Militar" del año 1942, en que señores de la élite porteña
organizaban fiestas en departamentos privados, a las que concurrían engañados
muchos tiernos cadetes del instituto castrense, quienes eran abusados
sexualmente por este rancio grupo de pedófilos, que además los fotografiaba para
extorsionarlos para obtener nuevas presencias y silencio. Estallado el
escándalo público, el juez que instruyó las actuaciones realizó varios
allanamientos en Barrio Norte y detuvo a diversos hombres de prosapia. El caso
concluyó con la condena de algunos de ellos y el suicidio del arquitecto
Duggan, que integraba el grupo de condenados. En ese año 1942, Roberto J. Noble
publicó una solicitada en los diarios, negando haber participado en aquellas
"fiestas negras", como se comentaba insistente y públicamente en los
distintos corrillos políticos y sociales.
Pero el año 1952 fue un año de cambio promisorio para
el director del diario Clarín. Hubo tres hechos que probaban que era "un
hombre de suerte", como él se calificaba. En primer lugar, la muerte de Evita,
que era su obstáculo para codearse con el poder. En segundo lugar, la
expropiación por parte del gobierno peronista del diario La Prensa para
convertirlo en el órgano de la CGT, que se comenzó a editar el 19 de noviembre
de 1951, ostensiblemente dirigido a los millones de afiliados sindicales. El
cambio del público lector de La Prensa fue aprovechado por Clarín para quedarse
con su sección de avisos clasificados, hasta entonces concentrados en el diario
de Gainza Paz. En tercer lugar, porque tras la muerte del vicepresidente
Hortensio Quijano, que acompañó muy dignamente a Perón en su primera
presidencia, este eligió para remplazarlo en su segundo mandato al
contralmirante Alberto Tessaire. En nada se parecía su sucesor al
vicepresidente Quijano, viejo dirigente de la Unión Cívica Radical
Antipersonalista, que diera en todo momento pruebas de su lealtad a Perón. El
marino Alberto Tessaire, tres años más tarde de su asunción, al día siguiente
del derrocamiento de Perón, se sumaría a las huestes de Aramburu y Rojas, y no
cesaría de dar testimonio contra el propio Perón en todas las "comisiones
investigadoras" del gorilaje que asaltó el poder, convirtiéndose en un
antecedente histórico de la traición de Cleto Cobos.
En 1952, Noble y el diario Clarín comienzan a recibir
fuertes sumas de los fondos reservados, desviadas por Tessaire a través del
secretario privado, que no era otro que el viscoso Bernardo Neustadt. Clarín
pasó a ser, en apariencia, moderadamente oficialista, aunque en realidad,
Roberto Noble era parte de la conspiración contra Perón. Cuando el 16 de junio
de 1955 la Marina y parte de la Aeronáutica escriben la página más brutal del
odio homicida de las Fuerzas Armadas bombardeando la Plaza de Mayo que dejó el
saldo de 300 muertos civiles y más de 1000 heridos, no pudiendo derrocar a
Perón y huyendo con los aviones al Uruguay, Noble estaba de viaje en los EE UU.
El subdirector de Clarín sabía qué hacer: nunca apostar a los perdedores. Por
eso el diario los trata de "ASESINOS" y editorializa al día
siguiente: "Las palabras no alcanzan a traducir en su exacta medida el
dolor y la indignación que ha provocado en el ánimo del pueblo la criminal
agresión perpetrada por los aviadores sediciosos que ayer bombardearon y
ametrallaron la ciudad." Vuelto Noble al país de su corto viaje, puso el
grito en el cielo por la condena del suceso, al advertir que la Marina dirigía
todos sus cañones contra él.
Apenas transcurrieron 90 días entre el trágico y
abyecto bombardeo de la Plaza de Mayo y el golpe de Estado que finalmente
derrocó a Perón, el 16 de septiembre de 1955. El día que asumió la presidencia
Lonardi, Clarín colocó como gran titular de tapa la palabra:
"LIBERTAD" y la foto del jefe golpista. Ya los editoriales
apologéticos del diario Clarín eran redactados por su propio director. Pocos
días después, convertido ya en uno de los grandes voceros mediáticos de la
dictadura implantada, calificaba como "héroes" a los aviadores que
habían bombardeado la Plaza de Mayo y que regresaban de su corto exilio en
Montevideo.
Pesaba más la necesidad de congraciarse con la marina
del almirante Rojas y los lazos familiares que la coherencia del diario. Las
cabezas del fuerte bloque civil de la Revolución Fusiladora habían sido
designados como miembros de la "Junta Consultiva Nacional", un remedo
de Poder Legislativo en que estaban representados junto a otros partidos
menores: el radicalismo en sus tres tendencias internas, el Partido Socialista,
el Partido Demócrata Conservador y el Partido Demócrata Progresista. Y uno de
los dos representantes de este último era el gran hermano: Julio Argentino
Noble.
FUENTES: http://tiempo.infonews.com/notas/roberto-noble-vocero-del-poder-militar-ilegal-tiempos-de-frondizi
http://tiempo.infonews.com/notas/roberto-noble-golpismo-fascismo-y-corrupcion
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