Un casamiento estratégico
Tierra de quesos, salamines, tenistas, soja y una piedra que de tan movediza se cayó irremediablemente, Tandil es una ciudad que vive a su ritmo pero que en la última semana fue testigo de grandes contrastes. Hace siete días, 80 mil fieles le dieron cuerpo al aluvión que inundó sus calles y albergues para presenciar esa misa itinerante bajo formato de show de rock sintetizada en la figura del Indio Solari. Lo de ayer fue mucho más selecto. Mauricio Macri coronó su casamiento por civil con la joven y bella empresaria Juliana Awada con una fiesta en la lujosa estancia La Carlota. Asistieron 200 invitados que conformaron un virtual seleccionado de ricos y famosos. Un paso más en, acaso, la estrategia más osada con vistas al 2011.
Algunos interpretan que el verdadero wedding planner de este casamiento es el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba. No se trata de menoscabar los esfuerzos y capacidades de quien se hizo cargo de dicha función: Bárbara Diez, esposa de Horacio Rodríguez Larreta. Es que tanto Mauricio como las huestes del PRO saben que esta movida puede ser una oportunidad única para mejorar el alicaído posicionamiento de Macri en las encuestas con vistas al 2011 (mientras Cristina Fernández sigue en ascenso). De la misma forma que Gabriela Michetti le inyectó cierta humanidad a la imagen del exitoso hijo de empresario para las elecciones porteñas de 2007, el entorno macrista sueña que Juliana le dé a Mauricio cierta calidez que su porte tiende a espantar. Ellos hablan de un matrimonio a la medida de las revistas Caras y Gente: una propaganda que picará fuerte durante esta semana y se extenderá algo más en los diálogos de peluquería.
La estrategia está diseñada al detalle. El primer gran paso fue la cobertura casi en cadena nacional de la ceremonia civil en Costa Salguero –espacio que la diputada de la Coalición Cívica Rocío Sánchez Andía denunció por habilitación irregular–. La fiesta en Tandil intentó no sobrecargar las tintas en la ostentación –preocupaba que una ampulosidad desmedida asociara la celebración a la boda Menem-Boloco– y hasta incluso los novios propusieron para la lista de regalos donaciones a la fundación de Susana Trimarco –que lucha contra la trata de personas–. Los más osados ya agitan en off que en marzo se anunciaría el embarazo y perjuran que la pareja “ya está buscando”. Pero quizá lo más llamativa sea el ardid Juliana militante.
En efecto, el miércoles pasado, en el Club 17 de Agosto, dirigentes partidarios, militantes, aliados y la Juventud PRO, agasajaron a la feliz pareja. Macri tomó la palabra y agradeció a los presentes. Pero inmediatamente hizo lo propio Juliana. El entorno PRO se inflaba de emoción y asoció ese protocolo a su desembarco en las arenas políticas. Los más trasnochados hasta imaginaban a esa mujer joven y bella que le dio el sí a Mauricio incorporada al tablero 2011 como bastante más que un accesorio de imagen. Consultores y analistas políticos se muestran mucho más escépticos. Señalan que Juliana no arreglará la aprobación del presupuesto porteño 2011, las internas entre Larreta y Gabriela Michetti, y la falta de referentes provinciales del PRO, entre otros puntos débiles del espacio. Aunque desde el entorno de Mauricio siguen soñando.
El jefe de Gobierno porteño y su flamante tercera esposa se irán de luna de miel por dos semanas, a partir de mañana. A su vuelta, Macri se reunirá con Durán Barba y su socio, Santiago Nieto. El encuentro no será menor. Los consultores le llevarán a Mauricio diversas encuestas para desmenuzar el impacto político de la estrategia Juliana y se analizarán los pasos a seguir.
Más allá de que los escenarios políticos siempre son maleables y el atrofiado desarrollo nacional del PRO exige alianzas sí o sí, la postal de los invitados y ausentes a la boda determinan un objeto de estudio ineludible. Al cierre de esta edición, estaban confirmadas las presencias de Rodríguez Larreta; el secretario de Gobierno, Marcos Peña; la diputada Michetti (aunque faltó al civil aduciendo problemas de salud), y el diputado Federico Pinedo. También asistiría Francisco De Narváez, aunque con la excusa de la amistad entre su esposa Agustina Ayllon y Luciana. Chiche Duhalde dijo que ella y su esposo fueron invitados, pero que declinaron asistir. Entre la farándula, estaban confirmados Jorge Rial, Mirtha Legrand, Guillermo Cóppola, Valeria Mazza y Susana Giménez. Marcelo Tinelli recibió una invitación, pero le adelantó a Macri que no asistiría.
“¡Una vez está bien; dos, vaya y pase, pero tres veces!”, aguijoneó Ramón Puerta a Macri el martes, poco después del casamiento civil. El jefe de Gobierno sonrió, acaso soñando que la tercera puede ser la vencida y la que selle su destino político. El tiempo le pondrá medida a la estrategia más audaz de la corta vida política de Macri.
Algunos interpretan que el verdadero wedding planner de este casamiento es el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba. No se trata de menoscabar los esfuerzos y capacidades de quien se hizo cargo de dicha función: Bárbara Diez, esposa de Horacio Rodríguez Larreta. Es que tanto Mauricio como las huestes del PRO saben que esta movida puede ser una oportunidad única para mejorar el alicaído posicionamiento de Macri en las encuestas con vistas al 2011 (mientras Cristina Fernández sigue en ascenso). De la misma forma que Gabriela Michetti le inyectó cierta humanidad a la imagen del exitoso hijo de empresario para las elecciones porteñas de 2007, el entorno macrista sueña que Juliana le dé a Mauricio cierta calidez que su porte tiende a espantar. Ellos hablan de un matrimonio a la medida de las revistas Caras y Gente: una propaganda que picará fuerte durante esta semana y se extenderá algo más en los diálogos de peluquería.
La estrategia está diseñada al detalle. El primer gran paso fue la cobertura casi en cadena nacional de la ceremonia civil en Costa Salguero –espacio que la diputada de la Coalición Cívica Rocío Sánchez Andía denunció por habilitación irregular–. La fiesta en Tandil intentó no sobrecargar las tintas en la ostentación –preocupaba que una ampulosidad desmedida asociara la celebración a la boda Menem-Boloco– y hasta incluso los novios propusieron para la lista de regalos donaciones a la fundación de Susana Trimarco –que lucha contra la trata de personas–. Los más osados ya agitan en off que en marzo se anunciaría el embarazo y perjuran que la pareja “ya está buscando”. Pero quizá lo más llamativa sea el ardid Juliana militante.
En efecto, el miércoles pasado, en el Club 17 de Agosto, dirigentes partidarios, militantes, aliados y la Juventud PRO, agasajaron a la feliz pareja. Macri tomó la palabra y agradeció a los presentes. Pero inmediatamente hizo lo propio Juliana. El entorno PRO se inflaba de emoción y asoció ese protocolo a su desembarco en las arenas políticas. Los más trasnochados hasta imaginaban a esa mujer joven y bella que le dio el sí a Mauricio incorporada al tablero 2011 como bastante más que un accesorio de imagen. Consultores y analistas políticos se muestran mucho más escépticos. Señalan que Juliana no arreglará la aprobación del presupuesto porteño 2011, las internas entre Larreta y Gabriela Michetti, y la falta de referentes provinciales del PRO, entre otros puntos débiles del espacio. Aunque desde el entorno de Mauricio siguen soñando.
El jefe de Gobierno porteño y su flamante tercera esposa se irán de luna de miel por dos semanas, a partir de mañana. A su vuelta, Macri se reunirá con Durán Barba y su socio, Santiago Nieto. El encuentro no será menor. Los consultores le llevarán a Mauricio diversas encuestas para desmenuzar el impacto político de la estrategia Juliana y se analizarán los pasos a seguir.
Más allá de que los escenarios políticos siempre son maleables y el atrofiado desarrollo nacional del PRO exige alianzas sí o sí, la postal de los invitados y ausentes a la boda determinan un objeto de estudio ineludible. Al cierre de esta edición, estaban confirmadas las presencias de Rodríguez Larreta; el secretario de Gobierno, Marcos Peña; la diputada Michetti (aunque faltó al civil aduciendo problemas de salud), y el diputado Federico Pinedo. También asistiría Francisco De Narváez, aunque con la excusa de la amistad entre su esposa Agustina Ayllon y Luciana. Chiche Duhalde dijo que ella y su esposo fueron invitados, pero que declinaron asistir. Entre la farándula, estaban confirmados Jorge Rial, Mirtha Legrand, Guillermo Cóppola, Valeria Mazza y Susana Giménez. Marcelo Tinelli recibió una invitación, pero le adelantó a Macri que no asistiría.
“¡Una vez está bien; dos, vaya y pase, pero tres veces!”, aguijoneó Ramón Puerta a Macri el martes, poco después del casamiento civil. El jefe de Gobierno sonrió, acaso soñando que la tercera puede ser la vencida y la que selle su destino político. El tiempo le pondrá medida a la estrategia más audaz de la corta vida política de Macri.
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