¡Auxilio! Hay pavotes en el diario
Los quinieleros dicen que el 14 es “el borracho”. Pues bien, se trata de creer o reventar porque ese día escribió uno y declaró otro en La Nación. Borrachos o pavotes desaforados, no sabemos, ya que ambos sobrepasaron el límite del absurdo en sus apreciaciones.
Auxilio: Laborda está en el jardín.
El primero fue Fernando Laborda, quien bajo el título “Un mensaje peligroso” y con referencia a las tomas de predios, escribió: “Imagínese que usted sea dueño de una casita con un lindo fondo con jardín. Imagínese que, de la noche a la mañana, dos familias que alegan que no tienen vivienda ingresen por la fuerza al jardín de su casa y acampen allí…”
Verdaderamente hay que tener mucha imaginación. Pero Laborda carece por completo de ella porque su ‘metáfora’ –o lo que sea- es de lo más pavota, si su intención fue despertar la imaginación de los lectores. Ahora bien, si se trata de asustar a “doña Rosa”, ni así creemos que lo haya logrado.
“Su indignación seguramente será muy grande –prosigue Laborda en su artículo de libro de lectura de primer grado inferior-. Y crecerá mucho más si un juez al que usted recurre ordena el desalojo de los intrusos, pero la policía, por orden de un funcionario político, decide no actuar. Y, sobre todo, si otro juez dispone que, por razones humanitarias, sus intrusos deban recibir diariamente agua y alimentos, cuyos restos seguirán acumulándose y estropeando su jardín…” Y así sucesivamente.
En el mismo tono, idéntico diario reproduce el mismo día declaraciones de Eduardo Duhalde, para quien “el país está viviendo ‘en un clima preanárquico’..."
No es que alguien lo diga, sino que salta a la vista que La Nación trata a sus lectores como imbéciles. La muestra definitiva es la última línea, la conclusión de Laborda en su libelo: “en un futuro no muy lejano, cuando se termine el ‘boom inmobiliario’ de los parques, podría afectar hasta al jardín de su propia casa”.
Argumentos pavotes, conclusiones pavotas: hay pavotes escribiendo en el diario…
Verdaderamente hay que tener mucha imaginación. Pero Laborda carece por completo de ella porque su ‘metáfora’ –o lo que sea- es de lo más pavota, si su intención fue despertar la imaginación de los lectores. Ahora bien, si se trata de asustar a “doña Rosa”, ni así creemos que lo haya logrado.
“Su indignación seguramente será muy grande –prosigue Laborda en su artículo de libro de lectura de primer grado inferior-. Y crecerá mucho más si un juez al que usted recurre ordena el desalojo de los intrusos, pero la policía, por orden de un funcionario político, decide no actuar. Y, sobre todo, si otro juez dispone que, por razones humanitarias, sus intrusos deban recibir diariamente agua y alimentos, cuyos restos seguirán acumulándose y estropeando su jardín…” Y así sucesivamente.
En el mismo tono, idéntico diario reproduce el mismo día declaraciones de Eduardo Duhalde, para quien “el país está viviendo ‘en un clima preanárquico’..."
No es que alguien lo diga, sino que salta a la vista que La Nación trata a sus lectores como imbéciles. La muestra definitiva es la última línea, la conclusión de Laborda en su libelo: “en un futuro no muy lejano, cuando se termine el ‘boom inmobiliario’ de los parques, podría afectar hasta al jardín de su propia casa”.
Argumentos pavotes, conclusiones pavotas: hay pavotes escribiendo en el diario…
No hay comentarios:
Publicar un comentario