Latinoamérica 2011
Las perspectivas para América Latina en el año 2011, tanto en términos de política interna como de orden geopolítico, presentan un alto grado de complejidad y diversidad en función de las subregiones y de los diferentes bloques existentes.
Bloque bolivariano.
Los países que conforman el bloque bolivariano volverán a captar un alto grado de atención en la arena política e informativa mundial, por su evidente postura contra-hegemónica.
Venezuela afrontará uno de sus retos más determinantes en la esfera económica: la recuperación del crecimiento económico. Si 2010 se caracterizó por la devaluación monetaria, el crecimiento negativo del PIB y la sempiterna inflación, el año entrante pretende ser el de la recuperación de la actividad económica y la mejora en la gestión y provisión de los servicios básicos (agua, electricidad y transporte). Paralelamente, se prevé una aceleración en la política de expropiaciones de propiedades agrarias, industriales y de servicios, con el fin de ir restando poder al sector privado y en coherencia con la propuesta de “Socialismo del Siglo XXI”.
En el plano político, la constitución de un parlamento con presencia sustancial de la oposición y la amenaza de bloqueo legislativo por parte de esta, será sorteada durante 18 meses por la aprobación de la Ley Habilitante que concede poderes especiales al Presidente para emitir decretos. A su vez, habrá que seguir de cerca la evolución del surgimiento de una corriente radical dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Bolivia se enfrentará probablemente a su dilema más importante hoy día: cómo canalizar desde el Poder Ejecutivo una de las hegemonías políticas más amplias del continente. Tras la superación del “empate catastrófico” y la apertura del “punto de bifurcación” (García Linera dixit), 2010 ha sido el año de la estabilidad tanto política (derecha fragmentada e inmovilizada) como económica (éxitos macroeconómicos y redistribución).
Sin embargo, este año también se ha destacado porque el conflicto se ha traslado al interior del movimiento revolucionario, como lo muestran el levantamiento popular en Potosí y las movilizaciones indígenas contra proyectos desarrollistas. El gobierno de Evo Morales, cegado por el triunfalismo generado tras la aplastante victoria electoral de 2009, ha manejado estos conflictos con altas dosis de soberbia y autoritarismo. Por ello, uno de los desafíos de 2011 será la capacidad del Poder Ejecutivo de reconducir su relación con los movimientos sociales, su base histórica de sustentación. Otro de los grandes desafíos, será la habilidad de negociación del gobierno con las multinacionales para impulsar la explotación e industrialización de los yacimientos de litio del salar de Uyuni.
Dentro del bloque bolivariano, Ecuador continuará siendo es el país con el proceso de cambio más endeble y más difuso ideológicamente. El intento de golpe de Estado –el tercero que padece el bloque bolivariano tras los fallidos de 2002 en Venezuela y 2008 en Bolivia-no sólo mostró la debilidad del gobierno y la preocupante influencia de la CIA en la policía ecuatoriana, sino el divorcio existente entre el gobierno y gran parte de los movimientos sociales. En consecuencia, la recomposición de la alianza Ejecutivo-Movimientos y la redefinición del excesivo liderazgo personalista de Correa serán elementos fundamentales para el fortalecimiento de la “Revolución Ciudadana”.
En el orden más estrictamente geopolítico, el ALBA continuará siendo el proyecto de integración más vanguardista de la región y su reto principal será la consolidación de su moneda única, el SUCRE. Paralelamente, en un contexto de altos precios petroleros, la distribución solidaria de Venezuela en el marco de Petrocaribe resultará determinante para todos sus aliados.
Mercosur.
El gigante brasileño será otro de los actores principales de la región. La asunción de Dilma Rousseff en enero se presenta como la segura continuidad del modelo que Lula instauró hace 8 años y que se resume en la siguiente trilogía: neodesarrollismo-asistencialismo social-multilateralismo. Uno de los desafíos fundamentales será la búsqueda del equilibrio entre en el indiscutible rol de potencia regional y su necesario aporte para el desarrollo de sus vecinos más vulnerables (Paraguay y Bolivia).
Argentina será el país que mayor atención captará en 2011, ya que para el mes de octubre están previstas las elecciones presidenciales. La muerte de Néstor Kirchner generó efectos múltiples y catárticos en el amplio espectro sociológico del peronismo progresista, destacándose entre todos ellos la revitalización de la figura política de Cristina Fernández, actual presidenta y viuda del finado. La recuperación parcial de su popularidad unida a la inexistencia de una figura carismática en la derecha tradicional, tras el deterioro mediático de su líder más relevante –el empresario y gobernador bonaerense Mauricio Macri-, auguran una probable reelección de la actual mandataria.
En materia geopolítica y de integración regional, el papel de Brasil y Argentina junto al de Venezuela, será vital en el fortalecimiento del estratégico Consejo Suramericano de Defensa y en la consolidación de UNASUR.
Eje Andino-Conservador.
Las elecciones presidenciales peruanas de abril de 2011 serán, indudablemente, uno de los acontecimientos más relevantes que vivirán los países del espectro conservador con salida al mar Pacífico. El gobierno de Alan García, paradigma de la clásica ecuación neoliberal que combina alto crecimiento económico sin redistribución, es uno de los más impopulares del continente y ha neutralizado a cualquier candidato del APRA. Keiko Fujimori, hija del ex dictador, repunta con fuerza en las encuestas como una de las candidatas de la atomizada derecha que probablemente se enfrentará al líder de Partido Nacionalista Peruano, Ollanta Humala, que sigue haciendo esfuerzos por articular a gran parte de la izquierda.
El gobierno de Santos en Colombia, tras sus primeros meses de andadura, parece que mantendrá la brújula de un proyecto “oligárquico-pragmático”, como lo evidencia la recomposición de las relaciones comerciales con Venezuela, para satisfacción de los empresarios exportadores. En el plano de la guerra civil interna, la beligerancia tanto retórica como fáctica será la nota dominante.
Centroamérica, Caribe y EE.UU.
La pérdida progresiva de la influencia de Washington en Sudamérica, obligará a la potencia del Norte a centrar su política intervencionista en su patio trasero más cercano, América Central. En este sentido, las elecciones presidenciales de Nicaragua previstas para noviembre de 2011 serán un evento de gran relevancia y de preocupación para la Casa Blanca, ya que la reedición de un gobierno sandinista es bastante factible, según indican las encuestas.
La mayor de las Antillas será el otro país de la zona que atraerá la mirada no sólo de EE.UU. y toda América Latina, sino del resto del planeta, por las históricas reformas económicas anunciadas por Raúl Castro. El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba ratificará el próximo abril la transición del modelo tradicional de socialismo del siglo XX, de inspiración soviética, a un nuevo proyecto de economía mixta y gestión descentralizada.
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