QUE SE PUEDE ESPERAR DE LOS MITRE, FACHOS, EXPLOTADORES, ETC..., LO LLEVAN EN LA PUTA SANGRE AZUL!!!
La Nación, firme junto a las causas más antipopulares
La editorial que sale a cuidar las espaldas de empresas como Nidera y Southern Seeds, acusadas en una causa judicial por tener trabajadores rurales en condiciones de semi-esclavitud en sus fincas.
Trabajo en negro, jornadas de 12 horas, sin baños, sin luz, sin posibilidad de abandonar el predio y bajo muy malas condiciones. A partir de una investigación del fiscal de la UFI 6 de San Nicolás, Rubén Darío Giagnorio, fue descubierta la explotación de cientos de obreros rurales primer efectuada por la multinacional Nidera en esa localidad y luego por Southern Seeds Production SA (SSP), con sede en Arrecifes.
Allí había trabajadores temporarios sometidos a condiciones de insalubridad, presumiblemente reducidos a servidumbre. Para dormir contaban con unas 30 camas-cuchetas ubicadas dentro de una carpa de lona. Además, no tenían baños ni luz. Los alimentos perecederos eran conservados a la intemperie. El agua para bañarse la trasladaban en tachos de agrotóxicos. “Desde que están allí jamás vieron un médico. Varios sufrieron diarrea y a uno lo afecta un tumor. Además, no sabían en qué lugar geográfico se encontraban”, dijo el fiscal. Todos habían sido traídos desde sus pueblos, en Santiago del Estero, con la promesa de buenas condiciones de trabajo.
Los campesinos no podían salir de la estancia porque corrían riesgo de que todos perdieran el empleo. Si utilizaban más alimentos de los que tenían asignados –una bolsa de 25 pesos por día, les decían los capataces– se les descontaba el excedente del sueldo, que era de 1100 pesos por hectárea desflorada. Los cálculos de los trabajadores indican que eso requiere de ocho días de trabajo. Pero dicen que entre los descuentos alcanzarían a sacar entre 500 y 800 pesos por hectárea. Todo eso según los cálculos, ya que hasta ahora no habían cobrado nada.
Ante este panorama, sorprende -o no- la editorial que publica hoy el diario La Nación, la cual, sin lugar a dudas, deja al matutino del lado de los sectores con los intereses más antipopulares: “Las graves denuncias sobre supuestos casos de esclavitud deben ser investigadas sin contaminaciones políticas e ideológicas” dice el título del artículo que baja la línea editorial de la empresa de los Mitre-Saguier.
La simple lectura de sus párrafos den cuenta que La Nación sale a cuidar las espaldas de estas compañías: “Se han conocido en los últimos días denuncias sobre condiciones infrahumanas de trabajo rural, calificadas, según algunos de sus voceros, como de esclavitud o de reducción a la servidumbre, respecto de grupos de trabajadores contratados por la empresa Nidera”, comienza.
Y tras describir las condiciones de los trabajadores de manera tenue y minimizada, la editorial se explaya en los argumentos de Nidera para negar las acusaciones que quedaron evidenciadas durante los operativos en la finca.
“Nidera negó los citados cargos en forma terminante. Señaló que empleó a 133 trabajadores provenientes de la localidad de Ojo del Agua, Santiago del Estero, quienes arribaron a su lugar de trabajo el 15 de diciembre pasado y se alojaron en casillas instaladas al efecto, con provisión individual de colchones y adminículos de trabajo a cargo de la empresa. Explicó que, del total de operarios, había 19 menores de entre 16 y 18 años de edad, que contaban con la autorización legal de sus padres para desempeñar las tareas para las cuales estaban contratados o acompañados por ellos.”
Para finalizar, el artículo deja flotando el siguiente argumento: “En el caso que nos ocupa, cabe preguntarse si, tratándose de un trabajo migratorio, de pocas semanas, abonado en blanco y contratado de acuerdo con las leyes respectivas, se justifica la calificación de esclavitud y reducción a la servidumbre que se ha deslizado contra determinadas empresas agrícolas. Es de esperar que cualquier investigación de la Justicia y de la autoridad de aplicación de las leyes sea llevada a cabo con la suficiente imparcialidad, dejando de lado toda contaminación política o ideológica”.
Nada que agregar.
Allí había trabajadores temporarios sometidos a condiciones de insalubridad, presumiblemente reducidos a servidumbre. Para dormir contaban con unas 30 camas-cuchetas ubicadas dentro de una carpa de lona. Además, no tenían baños ni luz. Los alimentos perecederos eran conservados a la intemperie. El agua para bañarse la trasladaban en tachos de agrotóxicos. “Desde que están allí jamás vieron un médico. Varios sufrieron diarrea y a uno lo afecta un tumor. Además, no sabían en qué lugar geográfico se encontraban”, dijo el fiscal. Todos habían sido traídos desde sus pueblos, en Santiago del Estero, con la promesa de buenas condiciones de trabajo.
Los campesinos no podían salir de la estancia porque corrían riesgo de que todos perdieran el empleo. Si utilizaban más alimentos de los que tenían asignados –una bolsa de 25 pesos por día, les decían los capataces– se les descontaba el excedente del sueldo, que era de 1100 pesos por hectárea desflorada. Los cálculos de los trabajadores indican que eso requiere de ocho días de trabajo. Pero dicen que entre los descuentos alcanzarían a sacar entre 500 y 800 pesos por hectárea. Todo eso según los cálculos, ya que hasta ahora no habían cobrado nada.
Ante este panorama, sorprende -o no- la editorial que publica hoy el diario La Nación, la cual, sin lugar a dudas, deja al matutino del lado de los sectores con los intereses más antipopulares: “Las graves denuncias sobre supuestos casos de esclavitud deben ser investigadas sin contaminaciones políticas e ideológicas” dice el título del artículo que baja la línea editorial de la empresa de los Mitre-Saguier.
La simple lectura de sus párrafos den cuenta que La Nación sale a cuidar las espaldas de estas compañías: “Se han conocido en los últimos días denuncias sobre condiciones infrahumanas de trabajo rural, calificadas, según algunos de sus voceros, como de esclavitud o de reducción a la servidumbre, respecto de grupos de trabajadores contratados por la empresa Nidera”, comienza.
Y tras describir las condiciones de los trabajadores de manera tenue y minimizada, la editorial se explaya en los argumentos de Nidera para negar las acusaciones que quedaron evidenciadas durante los operativos en la finca.
“Nidera negó los citados cargos en forma terminante. Señaló que empleó a 133 trabajadores provenientes de la localidad de Ojo del Agua, Santiago del Estero, quienes arribaron a su lugar de trabajo el 15 de diciembre pasado y se alojaron en casillas instaladas al efecto, con provisión individual de colchones y adminículos de trabajo a cargo de la empresa. Explicó que, del total de operarios, había 19 menores de entre 16 y 18 años de edad, que contaban con la autorización legal de sus padres para desempeñar las tareas para las cuales estaban contratados o acompañados por ellos.”
Para finalizar, el artículo deja flotando el siguiente argumento: “En el caso que nos ocupa, cabe preguntarse si, tratándose de un trabajo migratorio, de pocas semanas, abonado en blanco y contratado de acuerdo con las leyes respectivas, se justifica la calificación de esclavitud y reducción a la servidumbre que se ha deslizado contra determinadas empresas agrícolas. Es de esperar que cualquier investigación de la Justicia y de la autoridad de aplicación de las leyes sea llevada a cabo con la suficiente imparcialidad, dejando de lado toda contaminación política o ideológica”.
Nada que agregar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario